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¿Por qué el 1 de mayo no es solo un día libre? El Día del Trabajo y la lucha que aún continúa en Guatemala

Este 1 de mayo es más que una celebración: es una oportunidad para recordar que el trabajo digno es un derecho, no un privilegio, y que cada avance que hoy disfrutamos fue conquistado con sacrificio. También es un llamado urgente a que las leyes no solo existan en papel, sino que se apliquen con justicia y equidad.

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El Día Internacional del Trabajo, también conocido como Día del Trabajador, conmemora la lucha histórica de millones de obreros en todo el mundo por condiciones laborales dignas. Su origen se remonta a la huelga general del 1 de mayo de 1886 en Chicago, Estados Unidos. En ese evento, más de 80 mil personas exigieron una jornada máxima de ocho horas.

El 1 de mayo no es simplemente un feriado: es una fecha que honra la sangre, sudor y resistencia de los trabajadores. Estos desafiaron la explotación para abrir paso a jornadas humanas y derechos laborales que hoy damos por sentados.

La protesta, que se tornó violenta el 4 de mayo en lo que se conoció como la Revuelta de Haymarket. Ese incidente terminó con muertos, heridos y ocho sindicalistas condenados, algunos a la horca. Esos hombres fueron conocidos como los Mártires de Chicago. Desde entonces, su sacrificio se convirtió en símbolo universal de la lucha obrera.

El Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, oficializó el 1 de mayo como Día Internacional del Trabajo, en homenaje a los Mártires de Chicago. Desde entonces, se celebra cada año en casi todo el mundo. Aunque países como Estados Unidos y Canadá conmemoran su propio “Labor Day” en septiembre.

¿Por qué es importante esta fecha para Guatemala?

Aunque la lucha laboral empezó en el norte del continente, Guatemala también tiene su propia historia de resistencia. A finales del siglo XIX, durante el régimen de Manuel Estrada Cabrera, se formaron asociaciones obreras con fines propagandísticos, sin verdadera autonomía.

La transformación llegó hasta 1947, bajo el gobierno de Juan José Arévalo. Fue entonces cuando se promulgó el Código de Trabajo (Decreto 330 del Congreso), estableciendo derechos fundamentales para trabajadores y patronos. Desde entonces, el 1 de mayo se reconoce como asueto nacional y como un día de reflexión sobre la dignidad laboral.

En Guatemala, el Día del Trabajo se celebra con marchas, concentraciones sindicales y actos públicos. Cada año, miles de trabajadores de distintos sectores, desde la construcción hasta el comercio informal, salen a las calles. Ellos exigen mejores salarios, prestaciones sociales, igualdad de género, y respeto al derecho de organización sindical.

No es solo un desfile: es un grito colectivo que resuena desde las plazas hasta los portones de fábricas y oficinas. Las pancartas, los cánticos y las consignas reflejan una realidad aún desafiante. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la informalidad laboral afecta a más del 70% de la población económicamente activa.

¿Cuándo comenzó la lucha por los derechos laborales?

La batalla formal arrancó en 1868 cuando el entonces presidente de EE. UU., Andrew Johnson, firmó la Ley Ingersoll, que establecía las ocho horas de trabajo diarias. Sin embargo, al no ser obligatoria, la mayoría de empresarios la ignoraron, provocando protestas que derivaron en la histórica huelga de 1886.

En Guatemala, esta inspiración tardó en arraigarse. La industrialización era escasa, y el sindicalismo apenas nacía. Pero fue a mediados del siglo XX cuando el país dio pasos decisivos hacia una legislación laboral moderna y el reconocimiento de los derechos obreros.

Porque la lucha no ha terminado. Aún hoy, miles de guatemaltecos trabajan en condiciones precarias, sin seguridad social, sin contratos estables ni salarios justos. Las mujeres, jóvenes y trabajadores rurales son los más afectados.

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