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Progreso y Mancomunidad del Motagua sellan alianza de 5 años para “rescatar” la cuenca: estrategia, retos y hoja de ruta
Progreso reafirma su liderazgo ambiental con una alianza que promete resultados tangibles. Junto a la Mancomunidad del Motagua, impulsa proyectos de reforestación, manejo de residuos y educación ambiental para transformar la cuenca en un modelo de sostenibilidad para Guatemala.

En un acto simbólico y estratégico para el oriente del país, Progreso y la Mancomunidad de Municipios de la Cuenca del Río Motagua firmaron hoy el Convenio de Cooperación Técnica y Desarrollo Sostenible, con el propósito de responder, de forma coordinada, a los grandes desafíos ambientales de esa cuenca vital para Guatemala.
La cuenca del Motagua es columna vertebral para el drenaje, los ecosistemas y las comunidades que dependen de sus aguas. Pero también es escenario de graves problemas: toneladas de residuos sólidos, contaminación plástica y una infraestructura limitada para el manejo ambiental.
En especial, uno de los ejes más criticados por expertos y ciudadanos es el arrastre de basura desde municipios tributarios como la cuenca del río Las Vacas, que termina impactando el cauce principal y, eventualmente, el mar Caribe.
Este panorama convirtió al Motagua en uno de los ríos más estudiados por su carga de contaminantes, alertas internacionales e implicaciones para la salud, economía local y la biodiversidad.

Con la firma de este convenio, Progreso y la Mancomunidad buscan pasar de la preocupación a la acción: articular esfuerzos técnicos, movilizar recursos y estructurar proyectos que generen resultados tangibles en la cuenca.
¿Qué contempla la alianza?
El convenio, con un plazo inicial de cinco años (2025–2030), está diseñado para ser intensamente práctico. Sus compromisos incluyen:
- Asesoría técnica en temas ambientales, diseño de infraestructura resiliente y desarrollo sostenible.
- Formulación de proyectos piloto alineados a los contextos locales y búsqueda de fuentes de financiamiento para que no se queden en ideas.
- Acompañamiento institucional y operativo: Progreso no solo diseñará, sino que caminará de la mano con la Mancomunidad en cada etapa.
- Programas activos de recuperación forestal, manejo de residuos sólidos (y su valorización) y protección de cuerpos de agua.
- Capacitación y educación ambiental en comunidades, para que el cambio no venga solo desde afuera, sino desde adentro.
El rol protagónico de Progreso
Aunque la colaboración se basa en sinergia, Progreso parte con una ventaja clara: traer a la mesa expertise técnico probado. Ewald Scheel, Gerente de Región Norte, Progreso, expresó:
“Este convenio de cinco años nos permite aportar acompañamiento técnico para diseñar proyectos piloto en bosques, residuos y agua. La cuenca del Motagua es vital para Guatemala y nuestro objetivo es colaborar con la mancomunidad y las comunidades para empezar a recuperarla.”

La compañía ya tiene antecedentes en coprocesamiento de residuos, reforestación y modelos de economía circular, lo que le da credibilidad técnica. En su estrategia de sostenibilidad, se posiciona como Líder Ambiental, impulsando una gestión responsable de recursos naturales vinculada a comunidades locales.
Voces desde la Mancomunidad
Karen Xiomara Ovalle Madrid, presidenta Mancomunidad del Motagua, indicó:
“Estoy muy feliz porque sé que este convenio beneficiará a los municipios y a Guatemala. Es un paso clave para impulsar soluciones sostenibles en la cuenca.”
Carlos Cerna, gerente general Mancomunidad, manifestó:
“Este es un convenio marco para desarrollar estrategias conjuntas frente a la problemática existente, especialmente en desechos sólidos. Buscamos soluciones sostenibles con la iniciativa privada y las instituciones nacionales.”

Con estas declaraciones, queda claro que el ánimo es de cooperación real, pero también de expectativa alta por la magnitud del reto.
Hoja de ruta: de pilotos a escalamiento
Para aterrizar los compromisos, la alianza propone fases sucesivas:
- 0–6 meses – Diagnóstico participativo, identificación de municipios prioritarios, diseño de pilotos por eje (bosques, residuos, agua) y establecimiento de línea base e indicadores.
- 6–24 meses – Ejecución de proyectos piloto, pruebas de concepto y primeros reportes públicos de avance.
- 2–5 años – Ajustes y escalamiento de prácticas exitosas a más municipios, consolidación institucional y fortalecimiento de resultados.
Para medir avance, se propone usar indicadores como hectáreas reforestadas, tasa de supervivencia vegetal, toneladas de residuos retiradas o valoradas, número de puntos de acopio operando, calidad de agua monitoreada, personas capacitadas y financiamiento movilizado.
Riesgos y desafíos
Ninguna alianza que quiere transformar territorios está libre de tensiones. Algunos puntos críticos:
- Expectativas vs. realidad: muchos comunidades esperan cambios inmediatos. Es esencial comunicar que esto es un proceso de largo plazo, de 5 años.
- Coordinación interinstitucional: la cuenca atraviesa distintos niveles de gobierno; es clave articular con MARN, ministerios sectoriales, alcaldías.
- Sostenibilidad financiera: el diseño de pilotos no puede depender de recursos inestables; habrá que asegurar fuentes de financiamiento robustas.
- Participación local auténtica: si las comunidades no asumen el cambio, cada intervención puede quedar aislada o insostenible.

¿Por qué apostar por esta alianza?
Porque la cuenca del Motagua no solo fluye hacia el mar: atraviesa la vida de miles de personas, ecosistemas y economías locales. Restaurarla es una apuesta ambiental, social y estratégica.
Progreso, al poner su músculo técnico y su rol en sostenibilidad, se posiciona como un actor movilizador: no solo cofinanciador, sino como un puente entre la ciencia, la comunidad y la gestión gobierno-local.
La firma de este convenio representa una apuesta ambiciosa: pasar de discursos aislados a intervenciones integradas y territoriales, con metas definidas y reporte público. Si se logra mantener el ritmo y la ejecución, podría transformarse en un modelo replicable para otras cuencas del país.