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El papa Francisco apela a la paz en Ucrania y Oriente Medio en su mensaje de Pascua
Desde la plaza de San Pedro, el máximo representante de la iglesia católica se refirió este domingo 9 de abril a varios conflictos. El papa Francisco pidió por la paz entre los pueblos de Ucrania y Rusia, elogió a las naciones que dan la bienvenida a los refugiados y pidió a los israelíes y palestinos destrozados por la actual ola de violencia que forjen un “clima de confianza”.
Un mensaje de Pascua marcado por los conflictos. En medio de los “vientos helados de guerra”, el papa Francisco pidió a Rusia buscar “la verdad” sobre su invasión en Ucrania, al apelar al fin de más de un año de hostilidades.
“Ayuda al amado pueblo ucraniano en su viaje hacia la paz y arroja la luz de la Pascua sobre el pueblo de Rusia”, aseguró el pontífice en medio de sus plegarias frente a miles de feligreses que se congregaron para escuchar la ceremonia religiosa en la Plaza de San Pedro.
Desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la invasión contra su vecino país, el 24 de febrero de 2022, Francisco se ha referido al menos en dos ocasiones por semana a Ucrania, a cuya población reconoce como “mártires”. Además, Francisco ha utilizado palabras como “agresión” y “atrocidades” para describir las acciones de Moscú.
Este domingo 9 de abril durante la vigilia pascual, el dirigente del Vaticano pidió a Dios que “consuele a los heridos y a todos aquellos que han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y les conceda que los prisioneros puedan regresar sanos y salvos con sus familias”. “Abre los corazones de toda la comunidad internacional para esforzarse por poner fin a esta guerra”, agregó el líder religioso.
Con estas declaraciones, en medio de la pompa tradicional y el canto sagrado en el día más importante y alegre del calendario litúrgico de la iglesia católica – que conmemora el día en que los cristianos creen que Jesús resucitó de entre los muertos- Francisco remarcó los mayores problemas en el mundo.
el centro del mensaje de Pascua también estuvo el conflicto israelí-palestino de más de siete décadas y que atraviesa por un punto álgido de tensiones. Un escenario que en los últimos días ha visto el inédito intercambio de fuego en varios años entre Israel, el Líbano y Siria. Además de los enfrentamientos entre israelíes y palestinos en la disputada Jerusalén y Cisjordania.
“En este día, Señor, te encomendamos la ciudad de Jerusalén, el primer testigo de tu resurrección. Que haya una reanudación del diálogo, en un clima de confianza y respeto recíproco, entre israelíes y palestinos, para que reine la paz en la Ciudad Santa y en toda la región”, afirmó el pontífice. Francisco también se refirió a la inestabilidad en el Líbano, país sacudido en los últimos años por olas de protestas ante la gran devaluación que sufre la moneda local desde 2019.
Por otra parte, el papa pidió más ayuda para las víctimas del terremoto que el pasado febrero sacudió el sur de Turquía y el noroeste de Siria. Alrededor de 56,000 personas murieron y miles de habitantes aún se encuentran sin hogar y con escasez de alimentos, por lo que es urgente continuar con el apoyo a los afectados.
Entre los pueblos que más sufren en la actualidad, Francisco también expresó esperanza por la situación de las personas de la etnia rohingya, de minoría musulmana en Myanmar, que en agosto de 2017 sufrieron una fuerte represión por parte del Ejército, lo que forzó a muchos al éxodo.
En este sentido, el pontífice oró para que los rohingyas “puedan encontrar justicia”. El país latinoamericano también estuvo en el foco del mensaje del pontífice durante la misa del Domingo de Resurrección.
El dirigente del Vaticano volvió a referirse a las “circunstancias difíciles” en Nicaragua, en medio de la represión del régimen de Daniel Ortega, que en los últimos meses también ha condenado a al menos seis sacerdotes, a los que acusa de “conspirar” contra el Gobierno.
Los religiosos habían elevado sus voces de protesta contra las violaciones de derechos humanos y el cierre de estaciones de radio católicas. Ante la situación en suelo nicaragüense, el primer papa latinoamericano de la historia pidió a Dios que “se acuerde de todos los que están impedidos de profesar libre y públicamente su fe”.
En la actualidad, las relaciones entre Nicaragua y la iglesia católica son muy tensas. De hecho, el Gobierno de Ortega suspendió las relaciones diplomáticas con el Vaticano y prohibió las procesiones de Semana Santa al aire libre este año. Sin embargo y en un desafío a las autoridades locales, el pasado 7 de abril cientos de ciudadanos salieron a las calles de Managua para participar en la procesión del Viernes Santo.
Via: frnace 24