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Díaz-Canel, nombrado presidente de Cuba para un segundo mandato

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Miguel Díaz-Canel, primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal), fue designado de manera mayoritaria este miércoles 19 de abril presidente para un segundo y último mandato de cinco años, según dicta la Constitución del país. El líder de izquierda se dispone a asumir un nuevo periodo de Gobierno en medio de la mayor crisis económica en la isla en tres décadas.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue elegido con el 97,66 % de los votos de los diputados en la jornada de constitución de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), máximo órgano legislativo del país.
Los 470 diputados de la Asamblea eligieron los cargos de presidente y vicepresidente por mayoría absoluta y mediante voto directo y secreto. La ley establece que el presidente, que tiene un mandato de cinco años, puede ser reelegido una sola vez.
En la sesión parlamentaria también se vota por la designación de los 21 nuevos integrantes del Consejo de Estado, que constituye la directiva de la Asamblea Nacional. El líder, ingeniero electrónico de profesión, gobierna la isla desde 2018, cuando se convirtió en el primer hombre en tomar las riendas del país tras los mandatos sucesivos de los hermanos Fidel y Raúl Castro, que ostentaron el poder desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959.
Díaz-Canel llegó al poder con la tarea de acelerar la lenta reforma económica iniciada por su antecesor y mentor político, Raúl Castro, cuando comenzaba la crisis actual en la isla. A principios de 2021, implementó una reforma monetaria que terminó con la tasa de un dólar por un peso cubano que había prevalecido por décadas y provocaba grandes distorsiones en la economía nacional.
Entre otras medidas, Díaz-Canel impulsó el trabajo independiente y dio luz verde a las pymes. Sin embargo, esas reformas resultaron insuficientes para mejorar la situación financiera de la nación. El analista político Arturo López-Levy destaca que aunque el Gobierno de Díaz-Canel ha impulsado leyes que dan respaldo constitucional al modelo económico diseñado desde 2011, “no ha realizado una transición completa y abarcadora a una economía de corte mixto”.
La reforma monetaria provocó una espiral inflacionaria y una fuerte devaluación que han irritado a la población. La moneda cubana se disparó en dos años de 24 a 120 pesos por dólar, en la tasa oficial, mientras que en el mercado negro se cotiza a 185 pesos por divisa.
En la actualidad, Cuba atraviesa su peor crisis económica de los últimos 30 años, con escasez de alimentos, medicinas y combustible, debido al endurecimiento del embargo estadounidense, vigente desde 1962, y los efectos de la pandemia del Covid-19, que la Administración de Díaz-Canel logró controlar con tres vacunas nacionales.
“Me siento insatisfecho” por no haber podido “promover un grupo de acciones que sean más eficientes, más eficaces, en la solución de esos problemas”, aseguró el mandatario durante una reciente entrevista en La Habana con el canal de televisión panárabe ‘Al Mayadeen’.
Para el opositor Manuel Cuesta, su reelección se produce “en medio de una doble crisis a nivel económico: del modelo y de las competencias políticas del Estado para encaminar soluciones apropiadas”.
Uno de los “pocos logros” atribuibles al presidente ha sido conducir “la transición a un régimen encabezado por una nueva generación nacida después de 1959 que no lleva el apellido Castro”, considera Jorge Duany, académico de la Universidad Internacional de Florida.
Sin embargo, Duany destaca que su “mayor fracaso fue el pobre manejo de las protestas” de julio de 2021, las más grandes en la isla desde 1959, que dejaron un muerto, decenas de heridos y más de 1.300 encarcelados, según la organización de derechos humanos Cubalex, con sede en Miami.
Tras las manifestaciones se registró un éxodo migratorio sin precedentes: más de 300.000 cubanos abandonaron la isla, solo en 2022. El jefe de Estado ha sabido manejar los hilos de la transición entre la generación histórica y la que él representa, pero ha quedado atrapado en su eslogan de ser la “continuidad”, apunta López-Levy.
“Se ha proclamado como un presidente de continuidad cuando lo que está pidiendo el país y hasta la agenda del propio Partido Comunista es una agenda de cambio continuado”, concluye el analista.
Via: france 24






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