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Corriente del Papa Francisco, concreta golpe contra el Opus Dei
Aunque públicamente el Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, el 266º, jefe de Estado y octavo soberano de la Ciudad del Vaticano, ha declarado ser “muy amigo” del Opus Dei a nivel mundial, a partir del cuatro de agosto ha despojado al mismo de la independencia con que contó desde 1982, por orden del Papa santificado, Juan Pablo II.
A partir de este jueves nueve de agosto de 2023, entró en vigor el procedimiento administrativo que inició el argentino, Jorge Mario Bergoglio, un 4 de agosto de 2022 al cual llamó “Para tutelar el carisma”, y que representa la “degradación” cómo estructura eclesial o prelatura personal a nivel de diócesis, sobre la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (del latín Obra de Dios).
Dentro de la organización religiosa católica el Opus Dei, era hasta la fecha, la única prelatura existente con total independencia del clero, vinculada directamente con el Papado a partir de 1982; desde su fundación en 1943, dependió de la Sagrada Congregación para los Obispos y gozaba de ordenación episcopal (consagración de obispos).
Con la determinación del Papa Francisco, el Opus Dei aparte de ser relegado a categoría de “asociación clerical pública”, será regido de ahora en adelante por la Congregación del Clero, con lo cual baja de categoría y jerarquía, y la coloca en similar nivel que el resto de organizaciones existentes en la estructura de la Iglesia Católica, identificado como Dicasterio del Clero (denominación genérica de todos los organismos de la curia romana).
La limitación de la independencia con que gozaba el Opus Dei en su accionar, no quedará allí. Deberá rendir cuentas a través de un informe “al discasterio”, sobre el estado de la Prelatura y el desarrollo de su “labor apostólica”.
En otras palabras, el Opus Dei deberá solicitar ante la jerarquía impuesta, autorización para y en el desarrollo de todo su accionar, incluido, el manejo financiero a los obispos del sitio en el que se encuentren sus sedes y de lo cual no tenía obligación, así como el tipo de enseñanza doctrinaria que ofrece a sus sacerdotes y todo aquel que se una a la orden.
Además, su líder ya no será más un obispo, por lo que ya no contará con la autoridad para ordenanza de sacerdotes dentro de su propio grupo.
Tales acciones papales contrastan con lo declarado públicamente por Bergolio, un 21 de diciembre del año pasado. A través de una entrevista periodística el Papa Francisco aseveró: “soy muy amigo del Opus Dei, ya que consideraba realizan un bien muy grande en la Iglesia”.
¿Habrá algo más que una lucha de poder, al interno de la Iglesia Católica?
Sus opositores, en especial políticos de izquierda y detractores incluso, dentro de la misma Iglesia Católica por representar una corriente calificada en muchos casos de “ultraconservadora”, apegada y defensora de valores como la familia natural, en oposición a vicios sociales –incluso, dentro de la misma iglesia católica como la pederastia y homosexualidad- le cuestionan el ser una de las congregaciones más poderosas y globales en su seno.
El Opus Dei fue fundado en la ciudad de Madrid, por San Josemaría Escrivá de Balaguer, un 2 de octubre de 1928, y reconocido como tal por la Iglesia Católica en 1943. Escrivá de Balaguer, fue canonizado por el papa Juan Pablo Segundo en 2002, y con la finalidad recordar la llamada a la santidad a todos los cristianos.
Fue erigida como Prelatura Personal o Apostólica en 1982, por San Juan Pablo II, y su jurisdicción no estaba vinculada a un territorio determinado alguno, es decir, de un alcance mundial sin injerencia o sometimiento al obispo del territorio en el que se encuentren sus sedes, sino directamente al Papa.
Hasta la fecha, el Opus Dei cuenta con más de 2 mil sacerdotes; su estructura está encabezada desde 2017, por el prelado, monseñor Fernando Ocáriz.
En Guatemala y al igual que en el resto del mundo en dónde está presente, el Opus Dei presenta como misión el difundir “la llamada universal a la santidad y el valor santificador del trabajo ordinario y/ o diario de cada ser, entre personas de toda clase y condición social por ser una ocasión de encuentro con Dios, de servicio a los demás y de mejora de la sociedad.”
“Santificar el trabajo significa hacerlo según el espíritu de Jesucristo: trabajar bien, con calidad, de acuerdo a la justicia, con el fin de amar a Dios y servir a los demás”.
Fue un 22 de julio de 1953, cuando los sacerdotes, Antonio Rodríguez Pedrazuela y José María Báscones, llegaron a Guatemala para fundar una sede en el país. Fueron enviados por san Josemaría para comenzar la labor en América Central.
Cómo Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, es una asociación de sacerdotes intrínsecamente unida a la Prelatura, bajo el espíritu y la praxis ascética del Opus Dei (doctrina filosófica que busca, por lo general, purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia) y el principio de un mensaje sobre la santificación del trabajo profesional a los sacerdotes seculares:
“Si cabe hablar así, para los sacerdotes su trabajo profesional, en el que se han de santificar y con el que han de santificar a los demás, es el sacerdocio ministerial del Pan y de la Palabra”. En otras palabras: ejemplo de ejemplo, para ser ejemplo y seguidor de Jesucristo a conciencia.
Dentro de la base normativa para tal fin, lo es el Concilio Vaticano II, a través del cual se exhortó a la promoción de asociaciones que pudiesen prestar una adecuada ayuda fraterna a los sacerdotes (cfr. Decreto Presbyterorum Ordinis, n. 9); como recoge el Código de Derecho Canónico (c. 278, §2), a través del cual se tienen “en gran estima sobre todo aquellas asociaciones que (…) fomentan la búsqueda de la santidad en el ejercicio del ministerio y contribuyen a la unión de los clérigos entre sí y con su propio obispo”.
San Josemaría en Guatemala
En 1975, del sábado 15 al domingo 23 de febrero, San Josemaría estuvo en Guatemala, como parte de una nueva etapa de su catequesis por tierras del Continente Americano.
Durante su visita y cómo parte de las muchas actividades que sostuvo en el país, Escrivá de Balaguer, reveló el secreto del éxito de la organización:
“… Sin las Administraciones se nos hundirían todos los apostolados del mundo: en Europa, en Asia, en África, en América y en Oceanía. Sois el alma, un alma que parece muy humana y que es muy sobrenatural…, un ejemplo vivo; una catequesis extraordinaria.”
“El Opus Dei pretende ayudar a las personas que viven en el mundo —al hombre corriente, al hombre de la calle—, a llevar una vida plenamente cristiana, sin modificar su modo normal de vida, ni su trabajo ordinario, ni sus ilusiones y afanes”,
“El Opus Dei colabora con las iglesias locales, ofreciendo medios de formación cristiana (clases, retiros, atención sacerdotal), dirigidos a personas que desean renovar su vida espiritual y su apostolado. El Opus Dei está constituido por un prelado, un presbiterio o clero propio y laicos, tanto mujeres como hombres y que tiene como finalidad contribuir a la misión evangelizadora de la Iglesia.”
“El 95 por ciento del dinero que utiliza para su misión, proviene de donativos de particulares, socios o entidades colaboradoras, y el resto ayudas públicas para santificar o iniciativas sociales de desarrollo”.
Cómo anécdota, el Opus Dei publicó en su página oficial, la intención regional, del 1 de enero al 2 de octubre de 2023 para América Central.
“Recemos intensamente -cor unum et anima una (Hch 4,32)- por las intenciones del Padre y los trabajos que, en bien de la Iglesia, ha pedido el Papa a la Obra en el motu proprio Ad charisma tuendum, en unidad de oración con el Prelado del Opus Dei.”