Portada
Hoy, en Guatemala

Guatemala por vez primera y en su historia reciente a partir de 1954, entra a la segunda etapa de un proceso electoral al cual concurren a las urnas dos propuestas partidistas identificadas y declaradas cómo de izquierda.
El evento se caracteriza por desarrollarse en medio de dudas sobre el futuro de nuestro Estado-país y su basamento jurídico-político, constitucional, económico, no se diga el enfrentarse a acciones y procedimientos jurídicos que no se igualan a los que se presentaron en anteriores elecciones.
En esta oportunidad se suman factores o elementos que, debido a acontecimientos internacionales y en materia electoral, llevan a poner en duda el proceder de las autoridades del actual Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Sobre el actual TSE pesa sobre su administración la sombra de un posible fraude electrónico, por arrojar un resultado contra natura de lo que ha caracterizado e identificado a la sociedad guatemalteca de corte conservador, y que vivió un enfrentamiento armado que se presumía, se ganó en el campo de batalla contra quienes hoy, se pelean el poder gobernar el país.
El punto de quiebre es lo acontecido en recientes procesos electorales de América del Sur, en los cuales, aunque se ha señalado, acusado e intentado con procesos judiciales demostrarlo para cambiar los resultados, los mismos han sido impuestos por presiones de la internacional socialista y el gobierno estadounidense, hoy, del lado demócrata, así como gobiernos europeos de la misma línea ideológica.
Ante este escenario, CentraNews, cómo medio digital responsable, inicia una serie de entregas informativas, en busca de contribuir a ilustrar lo que representan primero, las dos corrientes en competencia y luego, el perfilar el otro lado de la moneda del espectro político, la llamada derecha.
IZQUIERDA
En principio, el origen del concepto de identidad izquierdista y de derecha surgió en el año de 1788, preámbulo de la Revolución Francesa en la Francia del Siglo XVIII. El Rey Luis XVI, presidía la asamblea de los Estados Generales, que agrupaba a representantes del clero (el primer estado), la nobleza (el segundo estado) y los representantes de todas las ciudades que contaban con su consistorio o consejo (el tercer estado, miembros de la burguesía y del pueblo) con voto estamental o grupal.
Existen autores que han tratado de llevar dicha connotación a linderos religiosos y a épocas aún más antiguas, de la Era antes de Cristo e incluso, a los inicios de la misma Era Cristiana en las propias escrituras bíblicas. La tesis la basan en que en realidad y en el ámbito de política, fueron los ingleses los primeros, allá por el año de 1643, entre Torys y Guins.
Para entender qué, la coyuntura política de esa época francesa, tal vez otras más a lo largo de la historia social de la humanidad, unió a los llamados burgueses y plebeyos o pueblo, habría que extenderse aún un poco más.
Cabe citar que la burguesía es clasificada en alta y pequeña; los primeros comerciantes, empresarios (banqueros, industriales) y profesionales, mientras que la pequeña la clase social que cuentan con una situación económica estable, como los pequeños empresarios o propietarios de negocios familiares y obreros bien remunerados (hoy, clase también llamada como la clase media).
En aquel entonces de la Francia medieval y debido a que la práctica estamental provocaba siempre mayoría a los simpatizantes monárquicos-iglesia, en una maniobra política se incrementó el número de representantes del tercer estado y para, facilitar el conteo de votos se determinó fuese a mano alzada.
Esto provocó que los partidarios del monarca se colocaron del lado derecho del presidente de la asamblea, mientras que los opositores, del lado izquierdo; al centro quedaban los indecisos o moderados, hoy conocidos cómo: centro, con facilidad de asociarse hacia uno u otro lado según las circunstancias y contextos políticos.
El acuñamiento de los vocablos se trató más que de una postura ideológica, a una posición física en la sede parlamentaria, respecto al grupo legislativo que se oponía al poder monárquico de esa época, en busca de limitarlo o desaparecerlo. Es decir, al veto absoluto del rey sobre las decisiones de la asamblea de representantes.
Pero el nacimiento del concepto, sustantivo o calificativo de izquierda y/o derecha no fue inmediato. Los franceses de la época las bautizaron como «los de la montaña a la izquierda, los de la llanura a la derecha y los de la marisma, a los indecisos o moderados en el centro de la sala, es decir y con el tiempo, los del centro o centristas.
Esa división espacial acabó convirtiendo con el paso de los siglos, en una división conceptual, absorbiendo nuevos matices ideológicos. La derecha: los partidarios del poder establecido, conservadores; la izquierda, como los de los cambios y las reformas, revolucionarios pero, con un rasgo muy típico o fundamental: a pesar de compartir un deseo “común de transformación social”, ha predominado en su seno una endémica división consecuencia de la sed de poder.
Por evidencias históricas, esa división ha provocado violentos, crueles y despóticos enfrentamientos en su seno con millones de muertes. Ejemplos: en el siglo XIX, entre los marxistas y los socialistas utópicos, o entre los socialistas reformistas y los socialistas revolucionarios. En el siglo XX, entre los socialistas y los comunistas, o entre leninistas, troskistas, estalinistas o maoístas.
En la actualidad y en política, la izquierda se dice es el sector del espectro político que “defiende la igualdad social y el igualitarismo”, en contraposición a las jerarquías entre individuos. Se sostiene, apoya la necesidad de un Estado laico y aconfesional (no pertenece a ninguna religión determinada, ni está relacionado con ninguna de ellas) cuya base es la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado, permaneciendo al margen de las creencias religiosas de cada persona, es decir, acoge el ateísmo. Justificación: el poder de la iglesia católica en la Edad Media, Moderna y de la Cristiana Evangélica/Protestante desde principios de la Contemporánea.
En política por izquierda y desde sus orígenes cómo movimiento, se entiende al conjunto de doctrinas, ideologías, corrientes que presuntamente se basan en la idea del imaginario de igualdad social, fuerza motriz de la izquierda global desde sus albores y a lo largo de más de tres siglos, a través de dos ejes: el socialismo y el comunismo.
El comunismo y el socialismo, cómo conceptos económicos, políticos y sociales por su inoperancia o despotismo en su lucha por el poder, registran subdivisiones de subdivisiones hasta haber transformado o mutado el concepto al de “progresismo o progresistas”, según sean las conveniencias y momentos sociales.