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Un esperado encuentro: Guyana y Venezuela se reúnen el jueves para debatir sobre el Esequibo

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Una reunión que podría distender la situación entre Georgetown y Caracas. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, y Mohamed Irfaan Ali, presidente de Guyana, tendrán un encuentro bilateral este jueves en el que se espera discutan sobre su disputa territorial por el Esequibo, que ha hecho temer a los países de la región un eventual conflicto entre sus vecinos.

El país anfitrión de la cita es San Vicente y las Granadinas y su primer ministro, Ralph Gonsalves, ha sido uno de los principales mediadores para que esta se lleve a cabo. Que la reunión se realice es fruto de una conversación que tuvo lugar el sábado entre Maduro, Gonsalves, y António Guterres, secretario general de Naciones Unidas. Gonsalves es actualmente también presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

En las últimas semanas, la política internacional latinoamericana ha sido testigo de un aumento de tensiones entre Guyana y Venezuela. El motivo, un alegato entre los dos Estados sobre de quién es la extensión fronteriza del Esequibo; un área en Guyana donde se han hallado yacimientos masivos de petróleo y gas en alta mar.

El oficialismo venezolano ha dicho que el propósito de la reunión de este 14 de diciembre es “preservar nuestra aspiración de mantener a América Latina y el Caribe como una zona de paz”. Por su parte, la Oficina del presidente guyanés confirmó la asistencia de su mandatario, sin embargo, señaló que “la frontera terrestre de Guyana no está sujeta a discusión”.

A pesar de que los dos Estados han expresado sus intenciones de cooperar para resolver el conflicto, disienten sustancialmente en el rol que debería tener la Corte Internacional de Justicia, rama jurídica de Naciones Unidas que se encarga de resolver disputas entre Estados y que actualmente tiene abierto un caso sobre el conflicto entre Georgetown y Caracas por este territorio en disputa, luego de que Guyana pidiera a la Corte intervenir, aunque Caracas no reconoce su jurisdicción.

El pasado 3 de diciembre, el Gobierno de Venezuela llevó a cabo un referendo no vinculante para que los ciudadanos del país votaran si el área del Esequibo debía anexarse o no como parte del territorio venezolano. El Consejo Nacional Electoral del país afirmó que el 95% de los 10,4 millones de participantes votaron a favor de la anexión, por lo que Maduro aseguró que la consulta es vinculante “y acata el mandato del pueblo”, lo que sumó presión a la situación.

Por su parte, Guyana denunció el referendo como un pretexto para justificar la adhesión del Esequibo a la jurisdicción venezolana. Antes, el Gobierno guyanés ya había denunciado sobre las aspiraciones de Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia, que ordenó al Gobierno venezolano no tomar ninguna medida para cambiar el statu quo de la extensión territorial hasta que el tribunal no hiciera un pronunciamiento oficial sobre las reclamaciones de ambos países.

Es una disputa de siglos. Venezuela asegura que en 1899 fue víctima de una conspiración de robo de tierras, cuando Guyana era una colonia británica y Rusia, Estados Unidos y Reino Unido decidían los límites fronterizos. Para ese momento, Washington representó los intereses de Caracas debido a que el Gobierno venezolano había roto sus relaciones diplomáticas con la colonia británica.

Para los funcionarios venezolanos, Estados Unidos y Europa se confabularon y engañaron a su país quitándole la tierra. Al tiempo, sostienen que un acuerdo entre Venezuela, Reino Unido y la colonia de la Guyana Británica firmado en 1966 para resolver la disputa anuló el arbitraje original sobre la disputa territorial.

En contraste, Guyana afirma que el acuerdo inicial es legal y vinculante, por lo que le pidió al tribunal superior de la ONU en 2018 que lo dictamine como tal, sin embargo, el proceso puede tardar aún más años.

Este conflicto político e histórico tiene un componente extra: el petróleo. En 2015, un consorcio liderado por la compañía estadounidense ExxonMobil descubrió por primera vez una importante reserva de petróleo frente a la costa del Esequibo, lo que avivó los intereses de Venezuela por reclamar lo que considera como suyo.

Cuatro años después, en diciembre de 2019, el consorcio inició la extracción de petróleo de este depósito en el territorio del Esequibo, cuyo control está actualmente bajo dominio de Guyana. Estas explotaciones han llevado al país a convertirse en el cuarto mayor productor de petróleo marino del mundo.

Las operaciones petroleras generan cerca de 1,000 millones de dólares al año para los cerca de 800,000 guayaneses, quienes dependen en gran medida de una economía con cimientos agrarios. Para el primer semestre de este año la economía de Guyana se expandió casi en un 60%.

En la actualidad, la producción diaria es de cerca de 380,000 barriles de crudo y se espera que aumente en los próximos años, alcanzando los 800,000 barriles por día. Las exportaciones de este combustible fósil se dirigieron en gran parte a Países Bajos y Panamá durante el mes pasado; parte del petróleo que llegó a Panamá fue enviado a la costa oeste de Estados Unidos, según la cotizadora de bolsa S&P Global.

No obstante, hace dos meses el Gobierno guyanés abrió ofertas para 14 bloques petroleros marinos disponibles para la exploración y desarrollo de actividad petrolera. Junto con otras compañías petroleras, ExxonMobil y Total Energies presentaron su oferta para la convocatoria.

Y mientras el comercio petrolero de Guyana va en aumento, el venezolano parece ir en declive. A pesar de que Venezuela tiene una de las mayores reservas de crudo del mundo, su industria petrolera se ha visto afectada por años de mala gestión y sanciones económicas impuestas a la petrolera del Estado por la comunidad internacional.

Hace unos meses, Washington levantó parte de sus sanciones comerciales a Caracas, a cambio de que el Gobierno venezolano garantice unos comicios presidenciales el próximo año con la participación de los líderes opositores y la liberación de presos políticos detenidos por el oficialismo venezolano.  La disputa podría servir de herramienta al Gobierno de Maduro para ganar popularidad en un tema de soberanía nacional previo a las elecciones de 2024.

Via: france 24