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McConnell dejará de ser el líder republicano del Senado en noviembre

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Mitch McConnell, que cumplió 82 años la semana pasada, anunció su decisión este miércoles 28 de febrero en el Senado, un lugar al que miraba con asombro desde sus bancos traseros en 1985, cuando llegó, y donde se fue sintiendo cada vez más cómodo en el asiento de primera fila que le otorgaban los líderes del partido.

“Uno de los talentos menos apreciados de la vida es saber cuándo ha llegado el momento de pasar al siguiente capítulo”, dijo. “Así que me presento hoy ante ustedes… para decir que este será mi último mandato como líder republicano del Senado”.

Su decisión marca una poderosa transición ideológica en curso en el Partido Republicano, desde la marca de Ronald Reagan de conservadurismo tradicional y fuertes alianzas internacionales, hasta el populismo ardiente y a menudo aislacionista del expresidente Donald Trump.

McConnell dijo que planea cumplir su mandato en el Senado, que termina en enero de 2027, “aunque desde un asiento diferente en la Cámara”. Al hacer el anuncio, McConnell habló de forma entrecortada, en algunos momentos, sus emociones eran evidentes, mientras recordaba su carrera.

Docenas de miembros de su personal se alinearon detrás de él, algunos secándose las lágrimas, mientras familiares y amigos miraban desde la galería de arriba. Los senadores de ambos partidos, la mayoría de ellos sorprendidos totalmente con el anuncio, ingresaron a la cámara e intercambiaron abrazos y apretones de manos. El presidente Joe Biden, que ha tenido una relación de trabajo productiva con McConnell, afirmó que lamentaba escuchar la noticia.

Los asistentes dijeron que el anuncio de McConnell no estaba relacionado con su salud. El senador de Kentucky sufrió una conmoción cerebral por una caída el año pasado y dos episodios públicos en los que su rostro se congeló brevemente mientras hablaba.

“Mientras pensaba en cuándo entregaría esta noticia al Senado, siempre imaginé un momento en el que tendría total claridad y paz sobre el final de mi trabajo”, dijo McConnell. “Es un momento en el que estoy seguro de haber ayudado a preservar los ideales en los que creo firmemente. Ese día llegó hoy”.

El senador había estado bajo una presión cada vez mayor por parte del ala, en ocasiones hostil, del partido que se ha alineado firmemente con Donald Trump. Los dos están distanciados desde diciembre de 2020, cuando McConnell se negó a aceptar la afirmación, sin pruebas, de Trump de que la elección del demócrata Joe Biden como presidente fue producto de un fraude.

Pero si bien los críticos de McConnell dentro de la conferencia republicana se habían vuelto más ruidosos, su número no ha aumentado considerablemente, un indicador de la habilidad estratégica y táctica de McConnell y de su capacidad para comprender las necesidades de sus compañeros senadores republicanos.

McConnell no dio ninguna razón específica sobre por qué toma ahora esta decisión, que ha estado contemplando durante meses, pero citó la reciente muerte de la hermana menor de su esposa como un momento que provocó la introspección. “El final de mis contribuciones está más cerca de lo que preferiría”, dijo McConnell.

Pero sus comentarios también fueron relajados en ocasiones cuando habló sobre el arco de su carrera en el Senado. Dijo que cuando llegó a esa cámara, le alegraba que alguien recordara su nombre. Durante su campaña de 1984, cuando Reagan estaba de visita en Kentucky, el presidente lo llamó “Mitch O’Donnell”.

McConnell respaldó la visión de Reagan sobre el papel de Estados Unidos en el mundo y el senador ha persistido frente a la oposición, incluida la de Trump, en que el Congreso debería incluir un paquete de asistencia exterior que incluya 60.000 millones de dólares para Ucrania. Contra todo pronóstico, logró asegurar 22 votos republicanos para el paquete que ahora está considerando la Cámara.

“Créanme, conozco la política dentro de mi partido en este momento particular. Tengo muchos fallos. Comprender mal la política no es uno de ellos”, dijo McConnell. “Dicho esto, creo más firmemente que nunca que el liderazgo global de Estados Unidos es esencial para preservar la brillante ciudad en una colina de la que habló Ronald Reagan. Mientras siga respirando en esta tierra, defenderé la condición excepcional estadounidense”.

Después de su discurso, la senadora Susan Collins, republicana por Maine, lo felicitó en breves declaraciones y dijo que lo admiraba “por dar un paso adelante cuando no era popular hacer lo correcto para nuestro país y nuestro mundo”.

Trump ha empujado fuertemente al partido hacia la derecha ideológica, cuestionando alianzas militares de larga data como la OTAN y los acuerdos comerciales internacionales y presionando por una severa represión contra la inmigración, mientras se aferra a la afirmación sin pruebas de que le robaron las elecciones en 2020.

McConnell había trabajado con Trump durante su primer mandato, reestructurando la Corte Suprema y el poder judicial federal con una imagen mucho más conservadora, y en materia de legislación fiscal. Pero también hubo fricciones desde el principio y Trump frecuentemente atacaba al senador.

Básicamente, su relación terminó desde que Trump se negó a aceptar los resultados del Colegio Electoral. Pero la ruptura se profundizó dramáticamente después del ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. McConnell culpó y responsabilizó a Trump y dijo que debería rendir cuentas ante el sistema de justicia penal por sus acciones.

Los críticos de McConnell insisten en que podría haber hecho más, incluso votar para condenar a Trump durante su segundo juicio político. McConnell no lo hizo, argumentando que como Trump ya no estaba en el cargo, no podía ser objeto de un “impeachment”.

En lugar de perder prominencia después de los disturbios en el Capitolio, Trump continuó afirmando su control sobre el partido y se encontró en un claro camino hacia la nominación republicana. Otros miembros del liderazgo republicano del Senado han respaldado a Trump. McConnell no lo ha hecho, y eso ha generado críticas de otros senadores republicanos.

El camino de McConnell hacia el poder no fue lineal, pero desde el día en que llegó al Senado en 1985 y ocupó su asiento como el senador republicano de menor rango, puso su mirada en ser el líder del partido. Perdió elecciones para puestos inferiores del partido antes de ascender continuamente y finalmente se convirtió en líder del partido en 2006 y ganó nueve elecciones consecutivas.

McConnell construyó su base de poder mediante una combinación de cuidado y apoyo a sus miembros, incluida la comprensión de sus imperativos políticos. Después de ver el peligro potencial del ultraconservador Tea Party en ascenso, también estableció un supercomité de acción política, el Fondo de Liderazgo del Senado, que ha proporcionado más de mil millones de dólares en apoyo a los candidatos republicanos.

Pero añadió: “El ‘padre tiempo’ sigue invicto. Ya no soy el joven sentado atrás, esperando que sus colegas recuerden mi nombre. Es hora de que la próxima generación tome el liderazgo”. Habrá un momento para recordar, dijo, pero no hoy.

Via: france 24

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