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El sur de Brasil enfrenta desafíos titánicos para evitar nuevos desastres, dice su alcalde
Tres semanas después de que empezaran las lluvias, barrios enteros -pobres y ricos-, cercanos al río Guaíba, permanecen inaccesibles por el agua que se coló por más de 1,000 km de vía pública de la moderna capital del estado de Rio Grande do Sul, de unos 1,4 millones de habitantes.
Aún luciendo chaqueta azul y naranja reflectante, semblante de quien apenas durmió últimamente, Melo, de 65 años, se entrevistó con la agencia de noticias AFP en la secretaría de Medio Ambiente, como simbólicamente a salvo en lo alto de la ciudad y convertida en célula de gabinete de crisis debido a que la alcaldía también está anegada.
Con el 90% de los municipios del estado afectados por el agua y más de 150 muertos y un centenar de desaparecidos, “este fue el peor episodio climático de Brasil”, asegura el alcalde. “Nos pasó a nosotros, pero con esa cantidad de lluvia, puede pasar en cualquier lugar” del país, agrega este exdiputado federal, del partido Movimiento Democrático Brasileiro (MDB, centro). Muchos científicos afirman que el calentamiento global vuelve más frecuentes e intensos este tipo de desastres.
Unas 30,000 personas están desalojadas, casi la mitad en abrigos. ¿Qué soluciones se estudian?: “En un primer momento debimos rescatar a los habitantes, acogerlos en los abrigos, dar comida… Por ello, debemos mucho al voluntariado. Esta segunda fase es de reconstruir vidas y contamos con varios instrumentos, como la estancia solidaria: usted vive en la casa de un vecino y los poderes públicos pagan un costo (…) también la compra (de vivienda) asistida, el alquiler social.
Vamos a construir tal vez una o dos ciudades solidarias, con tiendas de campaña, una ciudad dentro de una ciudad. Porque ahora tenemos 153 abrigos y esto es inadministrable (…) como para las escuelas de la red pública y privada, que quieren volver a funcionar”.
¿Qué cálculo de tiempo y dinero realizan para la reconstrucción? R: “Solo conoceremos la envergadura de lo que aconteció con las infraestructuras cuando las aguas bajen. Hoy no se puede decir. Por ejemplo, el sistema de protección contra las inundaciones de Porto Alegre data de la década de 1970. Estamos en 2024. Debe ser acondicionado en su totalidad. Estoy hablando de inversiones gigantescas, con diques, instalaciones de bombeo de agua… Y eso no se resuelve solo en Porto Alegre (…) porque el Guaíba (que divide la ciudad) recibe cuatro de los principales ríos de Rio Grande do Sul y llovió enormemente en la cabecera de esos ríos, a lo largo de su cauce y esa agua vino toda a Porto Alegre”.
¿Las autoridades podrían haber evitado o limitado la tragedia? R: “Esta es una gobernanza tripartita (municipal, estatal y federal), que tiene una responsabilidad, tenemos varios proyectos de protección, que empezaron hace mucho tiempo. Necesitamos un nuevo plan, el mundo nos está observando. Acabo incluso de grabar un video para las instituciones internacionales, los fondos, para todos los países del mundo para pedir ayuda para la ciudad, porque necesitamos ayuda financiera, pero también técnica, tecnología nueva. Una ciudad resiliente debe ser diferente, no reconstruir dentro de los moldes ya existentes. Eso va a requerir mucho dinero, que el municipio solo no tiene”.
“Sí. Ninguna ciudad del mundo tiene todos los parámetros de sustentabilidad (…) Nosotros tenemos un plan de acción climática en el que veníamos trabajando. Ahora lo vamos a tener que acelerar todavía más. Brasil, Rio Grande do Sul y Porto Alegre, porque las cuestiones climáticas no se paran en una ciudad”.
Via: france 24