La administración de Joe Biden fracasó este miércoles en disuadir a los países de Medio Oriente, Rusia y otros países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), para evitar disminuir la producción de crudo, siete meses después de que el presidente Biden anunció el uso de las reservas de EE.UU. en una estrategia para frenar el alza de los precios de la gasolina a nivel mundial, y cinco semanas antes de las elecciones claves para el Congreso de EE.UU.
La estrategia de Biden en marzo se basaba en lanzar al mercado más de un millón de barriles al día durante seis meses, para contrarrestar el alza de los precios y evitar que Putin utilizara sus políticas energéticas como armas de guerra contra el mundo, en el marco de la guerra entre Rusia y Ucrania. El fuerte aumento de la oferta mundial que se dio a causa de la política de Biden logró parcialmente el objetivo, al contraer los precios en el mercado internacional; sin embargo, expuso a la economía estadounidense a otra problemática creada por el propio presidente y que hoy afectará la economía del país y pone en riesgo la autosuficiencia del mercado norteamericano.
Joe Biden fue electo presidente sobre la narrativa de la transición energética y la reducción de la exploración y explotación de fuentes fósiles para abastecer el mercado estadounidense de energías limpias (algo únicamente alcanzable a largo plazo). La administración Biden cumplió con el polémico objetivo en sus primeros dos años de gobierno, batiendo el récord de menos licencias otorgadas para la exploración y explotación de energías fósiles que cualquier otro presidente de la historia del país norteamericano.
La política de transición energética de la administración Biden provocó un estancamiento en la entrega de nuevas licencias para explotación en las reservas federales y zonas costeras del país, en un mercado fuertemente impactado por la imposición de moras para la producción. Para julio de 2022, la administración de Joe Biden batió el récord de menos licencias otorgadas, reduciendo de 4,4 millones de hectáreas entregadas por la administración Trump (que había reducido casi a la mitad el número de hectáreas de la administración Obama), a apenas 126 mil para julio de este año.
La dramática reducción de licencias provocó también un estancamiento en la producción de las licencias ya adjudicadas a empresas, debido al ambiente de incertidumbre del mercado de energías fósiles. En este contexto, Joe Biden tomó la decisión de lanzar al mercado los 180 millones de barriles de la reserva de EE.UU. para contrarrestar los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, poniendo en riesgo la autosuficiencia energética del país.
La decisión de disminuir las licencias y la posterior política de uso de las reservas para evitar el alza de precios, sumada a la nueva decisión de la OPEP+ de reducir la producción de hasta dos millones de barriles diarios con el objetivo de elevar los precios internacionales del petróleo, deja a los Estados Unidos en una situación seriamente vulnerable.
Siete meses después de la decisión de lanzar al mercado un número récord de barriles de reserva en un momento histórico de menor exploración y explotación de crudo a causa de las limitadas licencias otorgadas, la OPEP toma la decisión de controlar la oferta del mercado internacional, que inevitablemente provocará un aumento en los precios de la gasolina a nivel mundial (aquello que la administración Biden desesperadamente intentaba evitar).
La administración Biden será señalada por comprometer las reservas de crudo de los Estados Unidos y por implementar la política de transición energética en un contexto que deja vulnerable la independencia energética del país y aumenta su dependencia ante las decisiones de otros actores internacionales.
Adicionalmente, su estrategia para frenar los precios de la gasolina fracasó y, ante una inminente alza en los precios de la gasolina a causa de las decisiones de la OPEP, pone en riesgo las aspiraciones del partido demócrata para las próximas elecciones de Medio Término; en unos comicios claves por el control del Congreso de los Estados Unidos.