Conecta con nosotros

Editorial

Las remesas: una dependencia que condena a Guatemala – Editorial

Mientras tanto, la juventud guatemalteca sigue atrapada en la informalidad: más del 35 % de los jóvenes trabaja sin contrato, sin estabilidad y sin futuro.

Publicado hace

en

Las remesas una dependencia que condena a Guatemala - Editorial
Foto: Centra News

Guatemala se ha convertido en un país que sobrevive gracias al dinero que sus migrantes envían desde Estados Unidos. El flujo de remesas supera ya el 18 % del PIB nacional, una cifra que podría parecer un logro económico, pero que en realidad es un síntoma de enfermedad estructural. Vivimos de lo que producen nuestros compatriotas en el extranjero, mientras aquí seguimos atrapados en la pobreza, la informalidad y la falta de empleo.

Lejos de ser motivo de orgullo, esta dependencia de las remesas es una vergüenza nacional. Significa que nuestro país no logra generar las condiciones para que su gente viva con dignidad en su propia tierra. Cada dólar que llega desde el norte es, en el fondo, un recordatorio de que nuestros jóvenes tuvieron que huir, porque aquí el Estado, en manos de gobiernos incapaces, les negó oportunidades reales.

El problema es que esta dependencia se ha convertido en un círculo vicioso. El 59 % de la población vive en pobreza, y en lugar de que el gobierno impulse inversión y crecimiento económico, se limita a administrar la crisis con el dinero que envían quienes trabajan afuera. Las remesas sostienen el consumo, pero no generan productividad ni desarrollo. Al contrario, han permitido que los gobiernos se desentiendan de su responsabilidad de crear empleo y fortalecer la economía interna.

Mientras tanto, la juventud guatemalteca sigue atrapada en la informalidad: más del 35 % de los jóvenes trabaja sin contrato, sin estabilidad y sin futuro. Esta es la verdadera raíz de la migración y, por ende, del flujo de remesas. Pero los gobiernos no ofrecen soluciones concretas: se dedican a discursos ideológicos y confrontaciones políticas, en vez de impulsar políticas serias de competitividad, seguridad jurídica e inversión productiva.

La consecuencia social de esta dependencia es grave: familias divididas, comunidades desintegradas y generaciones enteras que crecen dependiendo de un ingreso que no producen en el país. La remesa resuelve la necesidad inmediata, pero perpetúa la mediocridad del sistema político y la pasividad de un Estado que no quiere reformarse.

El Estado celebra el récord de remesas como si fuera una política pública propia, cuando en realidad es una confesión de fracaso. Solo en 2024, los guatemaltecos en el extranjero enviaron más de 20 mil millones de dólares al país. Esa cifra, que debería ser una alerta roja, se utiliza como cortina de humo para ocultar la falta de crecimiento, la inseguridad y la falta de oportunidades que mantienen al país estancado.

Guatemala necesita romper con esta dependencia. El camino no está en vivir de lo que producen los migrantes en Estados Unidos, sino en recuperar la confianza en la empresa privada, atraer inversión, fortalecer el agro y la industria, y garantizar un entorno seguro para trabajar aquí. Mientras los gobiernos sigan celebrando las remesas como si fueran un éxito, seguirán condenando a Guatemala a ser un país de sobrevivientes, y no una nación de ciudadanos libres y prósperos.

CentraNewsgt (CN) es un medio de comunicación y una fuente de noticias confiables e imparciales, en el que tenemos como fin principal informarle del acontecer nacional e internacional.

Send this to a friend