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Abdelfatah Al-Sisi toma posesión de su tercer mandato en Egipto

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Abdelfatah Al-Sisi afirmó que el objetivo en los próximos seis años será llevar adelante la recuperación económica de la nación. Las finanzas y la influencia en los conflictos regionales serán los desafíos de un territorio considerado por Occidente como un actor imprescindible para la estabilidad de la zona.

Luego de que la ciudadanía lo reeligiera como jefe de Estado en diciembre del año pasado con el 89,6% de los votos, Abdelfattah al-Sisi asumió su tercer mandato al frente de Egipto, el cual se extenderá hasta 2030 y será el último, salvo que haya una nueva reforma constitucional como la ocurrida en 2019. La ceremonia se llevó a cabo en la Nueva Capital Administrativa, un megaproyecto impulsado por el Gobierno para descongestionar El Cairo y que se construyó al este de la antigua capital, con un costo inicial de 50,000 millones de dólares.

En su discurso, al-Sisi remarcó que, tras una larga etapa de desafíos, tanto financieros como de consecuencias por los conflictos en Sudán, Libia y la Franja de Gaza, llegó el momento de un desarrolló continuo. “Los últimos años han demostrado que el camino de la construcción de una nación no está pavimentado de rosas, entre intentos terroristas en casa, crisis globales repentinas en el extranjero y guerras feroces a nuestro alrededor”, pronunció el mandatario frente a los legisladores y funcionarios militares y religiosos.

Al-Sisi aseguró que habrá un mayor desembolso en gastos para programas de asistencia a los pobres y que involucrarán al sector privado. Esto último fue uno de los ítems que conformaron el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional del mes pasado, en el que el órgano financiero aceptó desembolsar otros cinco mil millones de dólares a los tres que ya había prestado. Además, prometió inversiones en distintos sectores, como el energético (hace semanas firmó un convenio con la Unión Europea al respecto), una racionalización del gasto público y construcción de nuevas ciudades.

Según Ahmed Tantawy, excandidato presidencial y legislador opositor de izquierda, el discurso fue el clásico de lanzar promesas sin soluciones reales. En diálogo con Reuters, exigió “firmemente transparencia y franqueza con el gran pueblo egipcio, que está luchando bajo la deuda, la pobreza y el deterioro de los derechos humanos”. Sobre esto último, grupos de derechos humanos estiman que miles de civiles, incluyendo activistas liberales e islamistas, fueron encarcelados desde la llegada de al-Sisi al poder.

Con una inflación superior al 30%, los civiles del país africano afrontan una dura situación en el día a día. Con una moneda devaluada y precios que se encarecen constantemente, el contexto económico supone la otra cara del gobierno de Al-Sisi. La construcción del megaproyecto de la Nueva Capital Administrativa (NAC, por sus siglas en inglés), que costó más de 50.000 millones, despertó críticas. La actual administración encaró una serie de proyectos ambiciosos y onerosos.

Desde el Ejecutivo, lo justificaron alegando que era necesario para el desarrollo económico. La NAC, erigida al este de El Cairo en un desierto del tamaño de Singapur, abarca 110.000 metros cuadrados y ahí será la nueva casa de Gobierno y el Parlamento. Sin embargo, no fue la única obra que se llevó a cabo y que generó críticas. Una extensa construcción de carreteras, nuevas ciudades y una expansión del Canal de Suez también fueron objetivos concretados por el Gobierno.

Respecto al Canal de Suez, la intención era que aumentara las importaciones y las exportaciones. Incluso, al inicio dio dividendos positivos; pero el ataque de los rebeldes hutíes en el Mar Rojo ocasionaron una disminución pronunciada. Los críticos apuntan que estos gastos desvían recursos para necesidades más urgentes e incrementan la deuda que recae sobre el país. La compra de aviones y armamento francés para hacerle frente a la insurrección yihadista en el Sinaí también fue vista de reojo.

Para combatir la inflación y engrosar el nivel de reservas en el Banco Central, Egipto apeló a la búsqueda de capitales extranjeros. A los 5,000 millones emitidos por el FMI, se suman 7,500 de un convenio con la Unión Europea para el desarrollo energético y 35,000 provenientes del reino de Emiratos Árabes Unidos para explotar las tierras de Ras Al-Hikma, al sur del país.

La ubicación estratégica de Egipto ha limpiado su imagen por vulnerar los derechos humanos y perseguir opositores que tenía Occidente. Su importancia en la mediación con Israel y el acceso a la Franja de Gaza lo posicionaron como un integrante imprescindible para buscar una paz duradera y permitir el acceso de ayuda humanitaria al enclave.

Su posición global también escaló por ser una vía de escape para alrededor de 300.000 refugiados provenientes de Sudán, donde la guerra civil entre el Ejército y el grupo paramilitar ‘Fuerzas de Apoyo Rápido’ ocasionó millones de desplazados y profundizó el bajo nivel de vida de sus ciudadanos, algunos con peligro de hambruna.

Via: france 24

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