Alejandro Díaz exlíder de las Juventudes Socialistas de Elche, Alicante, España, fue condenado a tres años de prisión por distribución de material cruel de pedofilia.
Ante la evidencia de las pruebas acumuladas en su contra y la petición de nueve años de prisión por parte de la Fiscalía, Díaz ha reconocido ante el juez que visionaba y distribuía imágenes de adultos violando a recién nacidos así como fotografías de torturas a bebés a unos niveles difíciles de comprender.
Lo hizo buscando una rebaja de la pena, que se vislumbraba elevada sin embargo se redujo a sólo tres años de cárcel.
La frase de «los imagino gritando y llorando mientras los violo incorporada en las diligencias» supuso el punto de partida de una investigación en la que pronto emergieron conversaciones demoledoras e imágenes reales que muchos policías fueron incapaces de visionar.
La admisión de los hechos de Díaz ha frenado el juicio y ha puesto fin a tres años de diligencias. Buena parte de los agentes describieron el caso como el peor de pedofilia al que se habían enfrentado en los últimos 25 años.
Operación policial
La operación desarrollada por agentes de la Comisaría General de Policía Judicial de Madrid y del Equipo de Delitos Tecnológicos del Cuerpo Nacional de Policía de Alicante arrancó en julio de 2017 con la detención de Díaz.
La juez ordenó su ingreso en prisión y en agosto le dejó en libertad tras pagar su familia una fianza de 20.000 euros.
Las diligencias posibilitaron que se iniciaran dos investigaciones judiciales más: una por abuso a una menor de su círculo íntimo, una niña de dos años, y otra por presuntos abusos a niños saharahuis que iban a Elche a pasar el verano.
La primera de ellas llegó a juicio celebrado el pasado mes de marzo. Díaz fue absuelto. Era difícil coser una condena porque no había testigos salvo unas conversaciones y la niña.
La segunda se archivó ante la imposibilidad de localizar a los niños saharauis sobre los que la Policía alertó tras analizar su ordenador.
Pruebas
La única investigación que ha acabado en condena ha sido la del consumo, almacenaje y distribución de los vídeos en los que se violaba a bebés. Las pruebas eran irrefutables.
Díaz dio rienda suelta a la severa pedofilia que le atribuyen los investigadores a través de Skype, un programa que no tiene los niveles de encriptamiento que los que suelen usar los usuarios de pornografía infantil. No era un experto y por eso no tardaron en localizarlo.
Su peregrinaje en la Red hizo que todas las alarmas saltaran. Pronto, los agentes descubrieron a un joven muy activo que llevaba al menos dos años consumiendo y distribuyendo violaciones a bebés recién nacidos y también torturas.
No tardaron en advertir también que este asunto tenía un plus de monstruosidad al que nunca antes se habían enfrentado pese a su dilatada experiencia. Estaban en lo cierto.
Después, le detuvieron y los socialistas valencianos le suspendieron de militancia.
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