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Entre dudas, alivio y decepción, los franceses digieren el inesperado resultado

Ninguna fuerza se acerca a la mayoría absoluta, lo que plantea un problema de gobernabilidad en la Asamblea Nacional. En medio de una extendida incertidumbre, los franceses procesan los resultados divididos en dos orillas.

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Giro inesperado en la política francesa. Este domingo 7 de julio, para sorpresa de todos, el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) no solo no ganó la segunda ronda de las legislativas, sino que quedó tercero, con 143 escaños.

La coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) logró imponerse, con 182 diputados, antes del movimiento oficialista Juntos por la República con 168 diputados. Aunque los líderes de la izquierda claman victoria y esperan que el presidente designe a un primer ministro de su campo político, ningún nombre ha sido propuesto por ahora.

El presidente Emmanuel Macron se mostró prudente y pidió al primer ministro, Gabriel Attal, que presentó su dimisión este lunes 8 de julio, seguir por ahora en el cargo para asegurar la estabilidad del país. El nombramiento de la próxima persona que llegará a Matignon podría tomar días o semanas.

Si bien los oponentes al partido ultranacionalista de Marine Le Pen dicen haber evitado lo peor, la situación política en Francia es más que nunca incierta. Los resultados ajustados dejaron a una Asamblea Nacional fragmentada en tres bloques, en la cual las alianzas y acuerdos para gobernar serán difíciles de encontrar.

Gracias a su alianza bajo la coalición NFP, la izquierda es ahora la primera fuerza política de la Cámara Baja del Parlamento, al lograr más escaños en comparación con las legislativas de 2022, en las que había obtenido 151 diputados con la alianza NUPES (Nueva Unión Popular Ecologista y Social).

Según Nonna Mayer, investigadora del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica) y miembro del Centro de Estudios Europeos y Políticas de Sciences Po, esta victoria se debe a las circunstancias actuales y a la alianza rápida de los partidos de izquierda.

El partido de Jean-Luc Mélenchon, Francia Insumisa, obtuvo 78 escaños, más que cada uno de los otros partidos de NFP (el Partido Socialista, el partido Comunista y el partido Ecologista). Igualmente, los resultados del Partido Socialista (PS) son particularmente alentadores ya que logró reunir 68 diputados, casi el doble de lo que tenía hasta ahora.

El PS podría estar reimponiéndose en la escena política francesa tras unos resultados ínfimos en las presidenciales de 2022 (1,75%). Para Samuel, que vive en Marsella, es “una victoria” que debe manejarse con prudencia.

“Espero cambios y un verdadero gobierno de cambio, aunque va a ser complicado porque la mayoría (de la izquierda) es solo relativa. Lo que me preocupa es que la parte más radical del NFP sea invisible.

Son los que tienen el único programa de ruptura y, si el NFP hace alianzas más hacia el centro, tengo miedo de que sea la vía para la llegada de RN (la formación ultraderechista) a la Presidencia”, explica el joven de 29 años. El partido de extrema derecha suele, efectivamente, movilizar a las clases trabajadoras decepcionadas por las políticas que consideran poco sociales.

Aunque el partido RN soñaba con una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional después de haber llegado en primera posición en la primera vuelta (33% de los votos), esta segunda ronda fue un revés para la extrema derecha. Primero, lo que hizo la diferencia y permitió bloquear al partido AN fue la creación del llamado “Frente Republicano”, una línea de fuerza para frenar a la extrema derecha.

En las 300 circunscripciones donde al menos tres candidatos se habían calificado para la segunda vuelta, 220 candidatos, tanto de NFP como del oficialismo, abandonaron la carrera para concentrar los votos en contra de la extrema derecha y a favor del candidato mejor situado. En muchos casos, partidarios de la izquierda decidieron votar por un candidato de la derecha y viceversa.

“Es una vieja tradición en Francia que la izquierda y la derecha se unan para bloquear el camino de la extrema derecha, cuando creen que se acerca al poder”, precisa Mayer. Pero, por otro lado, RN, aunque llevó a cabo una campaña de desdiabolización durante los últimos años, todavía es percibido como un partido extremo y peligroso.

“Nos dimos cuenta de que, durante esta campaña, decenas de candidatos de RN hicieron comentarios ofensivos, racistas, antisemitas, sexistas y xenófobos, totalmente fuera de lo que se espera de un candidato a diputado de un partido democrático. También, no parecían lo suficientemente preparados o creíbles para gobernar”, subraya Mayer. 

Aun así, el partido de Marine Le Pen, hoy presidido por Jordan Bardella, registró el mejor resultado de su historia y logró imponerse como una de las mayores fuerzas de la Asamblea Nacional. Romain, un agente del Estado de 42 años, está “decepcionado” pero también “sereno”.

“Creo que Francia aún no quiere ser gobernada por la extrema derecha y que está apegada a sus valores humanistas. Pero RN no ha dicho su última palabra, ahora el país parece bloqueado y la cólera crecerá hasta las elecciones de 2027”, considera este habitante de la capital.

Estas elecciones dejaron a los franceses en la incertidumbre, ya que ningún partido se acerca a los 289 diputados necesarios para tener la mayoría absoluta en la Cámara Baja. ¿Cuáles alianzas se crearán en la Asamblea Nacional? ¿Quién será primer ministro? Unas preguntas aún sin respuesta.

Lo que parece más probable es una cohabitación, es decir que Emmanuel Macron siga en el poder con un primer ministro proveniente de la oposición, en este caso, de la izquierda. Pero las divisiones siguen existiendo entre los partidos del NFP que aún no se han puesto de acuerdo sobre un nombre a proponer para este puesto. Y, si bien los líderes de la izquierda han anunciado que no harán coaliciones contranaturales, Olivier Faure, del PS, también reconoció la necesidad de “encontrar un camino”.

Según Laurence, una emprendedora, los resultados son preocupantes. “Creo que estamos en una situación muy complicada: la ausencia de una mayoría absoluta, con cada grupo político declarando que no trabajará con los demás. ¿Es esto realmente responsable?”, pregunta la parisina de 50 años. Otra posibilidad es la formación de una coalición.

Ya que la izquierda no parece dispuesta a aliarse con el oficialismo o con los partidos de derecha, se podría buscar una alianza entre la coalición de Macron, el partido de derecha Los Republicanos y los partidos del centro y de la derecha. Podrían reunir más de 230 diputados, lejos de la mayoría absoluta, pero con un número de escaños claramente superior a las otras fuerzas de la asamblea.

En este caso, Macron podría elegir un primer ministro del centro o de la derecha. Pero se espera un bloqueo tanto de parte de la izquierda, como de la extrema derecha, dificultando la gobernanza.

Para Françoise, residente de Lille de 56 años y que apoyó a un candidato del oficialismo a falta, dice, de mejores opciones, el futuro no ofrece muchas esperanzas. Estas elecciones legislativas anticipadas, lejos de ofrecer “la clarificación” del paisaje político deseada por Macron, han arrojado un manto de incertidumbre sobre Francia.

El resultado puede ser tanto un bloqueo de las instituciones o la posibilidad para el país de empezar a gobernar de una nueva forma, con más acuerdos y concesiones entre las fuerzas políticas.

Via: france 24

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