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Jueza de Texas suspende ejecución de Robert Roberson
El preso que lleva 21 años en el corredor de la muerte “por un crimen que no sucedió”
La decisión se conoció tan solo dos horas antes de que Robert Roberson, de 57 años, fuese ejecutado. Sus abogados, así como un grupo de legisladores texanos y el principal investigador policial de la muerte de su hija, afirman que el caso se basó en pruebas “defectuosas” y que Roberson es inocente.
Hace más de dos décadas, el hombre llevó a su bebé Nikki al hospital, donde las pruebas mostraron que tenía un traumatismo cerebral interno, afección que en aquel momento se relacionaba con el síndrome de bebé sacudido, que se da cuando un niño es sacudido violentamente por otra persona.
Legisladores de la Cámara de Representantes de Texas cuestionaron la condena a Roberson, y un comité de dicho organismo intentó ganar tiempo, pidiendo que el condenado testifique ante ellos la semana próxima.
La jueza decidió suspender la ejecución para que Roberson pueda ofrecer su testimonio ante los legisladores.
Este miércoles, la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas había rechazado la petición de clemencia para el convicto, cuyos abogados también solicitaron esta semana al gobernador de Texas y a la Corte Suprema de Estados Unidos que suspendieran la ejecución.
“No sólo se presumió que hubo abuso en 2003”, escribieron sus abogados, “sino que el afecto contenido y los modales distantes de Roberson, manifestaciones de su trastorno del espectro autista que se confundieron con una falta de atención, llevaron al personal médico y a las fuerzas del orden a presumir su culpabilidad”, dijeron.
Roberson fue sentenciado a la pena capital por la muerte de su hija Nikki, una niña de 2 años que falleció el 31 de enero de 2002 después de llegar al hospital en estado de coma, desvanecida en los brazos de su padre y con el rostro azulado por la asfixia.
Los médicos atribuyeron los síntomas de Nikki al síndrome del bebé sacudido, una lesión cerebral grave provocada por agitar a un niño menor de 2 años con tanta fuerza que el suministro de oxígeno al cerebro resulta comprometido.
El jurado terminó por convencerse de que Roberson era culpable cuando Brian Wharton, el detective principal de la investigación, aseguró en el juicio que el acusado había reaccionado con frialdad y desapego ante la agonía de su hija.
Era padre soltero y había logrado la custodia de su hija dos meses antes de llevarla desmayada al hospital de Palestine, la ciudad donde vivían en el este de Texas.
También piden que se convoque una nueva audiencia, en la que puedan refutar lo que consideran errores procesales de 2002 y mostrar las evidencias que no fueron evaluadas por el jurado.
Esa petición fue respaldada por 34 científicos y médicos, un grupo bipartidista de legisladores de Texas, 70 abogados especializados en defender a personas acusadas injustamente de abuso infantil, así como decenas de organizaciones que defienden a pacientes con autismo y activistas por los derechos de los padres, explica Innocence Project, una organización que defiende los derechos de convictos sentenciados injustamente en Estados Unidos.
El primer error es que los médicos concluyeron que Nikki padecía el síndrome del bebé sacudido, sin considerar síntomas propios de una “doble neumonía” que no fue diagnosticada, como la fiebre de 40 grados que presentó poco antes de quedar inconsciente.
La segunda falla que alega la defensa es que las autoridades “aceptaron las suposiciones de los médicos de que su condición fue causada por abuso y no investigaron más”.
Durante los años en los que Roberson ha permanecido en prisión, el síndrome del bebé sacudido ha perdido credibilidad científica para ser considerado como evidencia sólida en casos penales.
Via: bbc