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La CPI pide orden de arresto contra jefe de la junta militar de Myanmar

El acoso bélico experimentado desde 2017 provocó uno de los éxodos poblacionales más grandes en la historia reciente del mundo, con más de 730,000 Rohingyas.

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Sobre el líder de la junta militar en Myanmar, acusado por crímenes de lesa humanidad contra la población Rohingya, pesa ahora una orden de detención de la Corte Penal Internacional con sede en la Haya.

El fiscal de la CPI, Karim Khan, confirmó este 27 de septiembre que su oficina le pidió a los jueces de la corte internacional, que procesa a individuos por crímenes de guerra o contra la humanidad, la emisión de una orden de arresto en contra de Min Aung Hlaing.

“Min Aung Hlaing es penalmente responsable de los crímenes contra la humanidad de deportación y persecución de los Rohingya, cometidos en Myanmar y, en parte, en Bangladesh”, dijo el fiscal a través de un comunicado publicado en las redes sociales de la CPI.

La represión forzó el éxodo de unas 730,000 personas pertenecientes a esta comunidad en dirección a Bangladesh. Por su parte, la junta militar de Myanmar rechazó las acusaciones y recordó que el país no es un Estado miembro de la CPI, según un comunicado citado por la agencia Reuters.

“Esta es la primera solicitud de orden de detención contra un alto cargo del Gobierno de Myanmar que presenta mi Oficina. Seguirán más”, expresó el comunicado de Khan.

El golpe de Estado liderado por Aung Hlaing hundió al país en la violencia, después de que la irrupción militar en el Gobierno dinamitara la creación de múltiples resistencias armadas que pelean, en la actualidad, por desestabilizar al régimen militar de Myanmar, caracterizado por su mano dura con la oposición política y su aversión a la democracia.

En 2019, el Gobierno estadounidense le impuso sanciones de viaje al general birmano, alegando complicidad en violaciones a los derechos humanos en el país.

El foco principal de las acusaciones de la CPI contra el jefe de la junta militar de Myanmar se centra en la persecución y la deportación ilegal de miembros de la comunidad Rohingya, objeto de una campaña militar que ha sido descrita por Naciones Unidas como “una limpieza étnica de manual”. 

En 2017, el Ejército birmano lanzó una violenta campaña militar en contra de la localidad de Rakhine, en respuesta a un ataque de una milicia Rohingya en contra de algunos puestos militares locales.

A través de la fuerza bruta, los elementos castrenses, policiacos y hasta civiles budistas armados destruyeron aldeas completas dentro de la localidad.

Como jefe del Ejército en 2017 y ahora líder del Estado birmano, Aung Hlaing es el principal señalado por orquestar la ofensiva militar que empujó a los Rohingya fuera de Myanmar, además de perpetuar un esquema de persecución y deportación ilegal en su contra.

Via: france 24