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Lukashenko, “el último dictador de Europa” candidato presidencial para 2025

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“Dígales (a los opositores en el exilio) que competiré”, con esa frase el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, anunció este domingo 25 de febrero que se presentará como candidato en las elecciones presidenciales de 2025. Tras varias décadas en el poder (desde 1994), el líder pretende ganar un nuevo mandato, pese a las fuertes protestas que se han registrado en su contra.

El anuncio de su candidatura lo hizo en medio de las elecciones parlamentarias y locales, que se celebran este domingo 25 de febrero y agregó: Cuanto más compleja sea la situación, más activamente perturbarán a nuestra sociedad. Ninguna persona, ningún presidente responsable, abandona a la gente que lucha por él.

El líder bieloruso es uno de los aliados más cercanos del presidente ruso Vladimir Putin, y adelantó que continuará fortaleciendo su relación con el Kremlin. Además, dejó en claro que no permitirá el cambio de poder en el país. “Sabemos sacar conclusiones de nuestros errores. Por eso, que no esperen nada”, afirmó. Líderes opositores, la mayoría en el exilio, han rechazado el anuncio del presidente y llamaron a boicotear las elecciones parlamentarias. “Simplemente corónate a ti mismo. De todos modos, nadie se dejará engañar”, publicó Sviatlana Tsikhanouskaya, excandidata presidencial.

Este domingo se abrieron las urnas en Bielorrusia para elegir a los miembros del Parlamento y a las autoridades municipales. La oposición acusó al Gobierno de controlar las elecciones, al no tener ningún candidato opositor en la papeleta. Los cuatro movimientos inscritos y que participan con sus candidatos han apoyado todas las políticas de Lukashenko en los últimos años. Mientras que organizaciones políticas de oposición no han podido registrarse para participar.

Con ello, se abre el camino a la desaparición de la oposición en el régimen de Lukashenko, que ha provocado llamados de atención de la comunidad internacional por la falta de garantías para unas elecciones libres y democráticas. Aunque el Parlamento tiene poca influencia en el rumbo del país, tras la consolidación del poder por parte del presidente, Lukashenko tiene garantizado el respaldo total de los futuros legisladores.

Los comicios únicamente cuentan con observadores nacionales. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que realiza las veedurías electorales, condenó en enero esta posición del Gobierno. “Farsa. Fraude. Impostor. Estafa. Circo. Imitación. Ritual. Operación militar. Hay muchas palabras para describir lo que está sucediendo hoy en #Bielorrusia . Pero no lo llames elecciones”, señaló Tsikhanouskaya.

El Centro de derechos humanos Viasna, en Bielorrusia, ha denunciado durante toda la jornada varias irregularidades que demostrarían las presiones del Gobierno para que la ciudadanía acuda a las urnas. Además, se han registrado varios casos de persecución política a personas por su postura de apoyar a Ucrania. Esto, debido a que Bielorrusia apoya a Rusia en su invasión. Incluso, al inicio de la guerra permitió que tropas rusas ingresen a su territorio para realizar ataques contra Kiev. Las votaciones de este domingo son las primeras que se realizan, luego de la masiva protesta que desencadenó la reelección de Lukashenko en 2020. Un descontento nacional que terminó con decenas de detenidos y una fuerte represión que fue condenada internacionalmente.

Tres mujeres compitieron en 2020 contra la candidatura de Lukashenko, encabezada por la profesora Sviatlana Tsikhanouskaya. La elección fue ampliamente vista como manipulada por parte de la oposición, tras la victoria del actual presidente. Durante varias semanas se realizaron docenas de pequeñas manifestaciones en todo Minsk, capital bielorrusa, como táctica para evitar una gran concentración y así que las fuerzas de seguridad no pudieran contenerlas.

Más de 300 personas fueron detenidas y las protestas tuvieron como respuesta un fuerte contingente policial que utilizó granadas paralizantes, gases lacrimógenos y porras para dispersar a los manifestantes. La Unión Europea no reconoció a Lukashenko como jefe de Estado de Bielorrusia y Estados Unidos tampoco, e impuso sanciones como la restricción de obtener visados a más de 100 funcionarios del Gobierno bielorruso; además a entidades como la aerolínea estatal Belavia y la planta de avión de Minsk.

Algo que parece tener sin cuidado a Lukashenko, quien dijo este domingo que su país no necesita de la validación de occidente para que se den las elecciones. Por su parte, la oposición enfrenta un difícil camino por la persecución contra todas las voces críticas al Gobierno. Son más de 1.500 presos políticos, según la Unión Europea, que han sido encarcelados únicamente por diferir con el régimen de Lukashenko. No solo los políticos están en riesgo, líderes religiosos (católicos, ortodoxos y protestantes) han sido perseguidos, encarcelados u obligados al exilio por el gobierno bielorrusso.

Via: france 24

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