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Más de 670 personas sepultadas en Papúa Nueva Guinea estima la ONU
Todos estaban profundamente dormidos -cuenta el líder comunitario en Maip Mulitaka, Andrew Ruing- cuando una enorme masa de tierra cayó sobre su poblado cerca de las 03:00 (hora local), del viernes 24 de mayo. El parlamentario Aimos Akensepultó, citado por el medio local, Post Courier, dijo el sábado que al menos 1,182 casas quedaron enterradas. Mientras que Ruing, citado por Reuters, aclaró que más de 300 vidas quedaron bajo tierra.
Más de 48 horas después, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) afirmó que el número de muertos podría ser más del doble. Se teme que sean más de 670 muertos, según estimó el domingo la agencia de la ONU para las migraciones, mientras proseguían las labores de rescate. Hasta ahora sólo se han recuperado cinco cadáveres de entre los escombros.
La OIM dijo que la comunidad de este pueblo era relativamente joven y se teme que la mayoría de las víctimas mortales sean niños de 15 años o menos. El desprendimiento ocurrió en la provincia de Enga, unos 600 kilómetros al noroeste de la capital de la región Port Moresby y azotó la aldea de Yambali, que está a unas dos horas en carro de Wabag, la capital de Enga, según el jefe de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Papua Nueva Guinea, Serhan Aktoprak.
Desde la oficina del primer ministro, James Marape, citado por AP, dijeron el sábado que las autoridades estaban respondiendo y que “aún no están completamente informadas sobre la situación”. “Estamos enviando funcionarios de desastres, las Fuerzas de Defensa de PNG y el Departamento de Obras Públicas y Carreteras para… iniciar los trabajos de socorro, recuperación de cadáveres y reconstrucción de infraestructura”, agregaron.
Los equipos de rescate llegaron el sábado por la mañana para las labores de búsqueda. Sin embargo, la magnitud del desastre de una capa de entre seis y ocho metros de rocas y piedras que cubrió el poblado limita el nivel de acción de personeros, que están intentando rescatar sobrevivientes o recuperar los cuerpos enterrados.
Los residentes aledaños dijeron que rocas y árboles de la ladera de una montaña derrumbada enterraron partes de la comunidad y la dejaron aislada. “El terreno sigue deslizándose, por lo que resulta muy difícil operar en él”, afirmó Aktoprak, citando informes de primera mano del personal de la OIM.
Aktoprak dijo que las necesidades inmediatas son alojamiento, agua, alimentos y electricidad. “Pero también de otros artículos no alimentarios como mantas y sábanas”, agregó. El líder comunitario Andrew Ruing aseguró que casas, cultivos y otras propiedades están bajo tierra. Quienes sobrevivieron, dijo, lo han perdido todo. Es una población mayoritariamente agrícola. “En este momento, estoy parado sobre las vidas de, parado justo en los lugares donde ocurrió el incidente. Y este deslizamiento de tierra condujo más abajo, hasta donde está el río Lai”, mencionó.
El acceso al agua también se ve restringido porque los tres arroyos que la suministran potable quedaron sepultados. Australia, su vecino más cercano enviará ayuda de manera inmediata – dijo la ministra de Asuntos Exteriores australiana, Penny Wong, en sus redes sociales- y expresó sus condolencias con las familias de las víctimas. “Como amigos y socios, Australia está dispuesta a ayudar en los esfuerzos de socorro y recuperación”, publicó.
Mientras tanto, un convoy de emergencia entregó alimentos, agua y otras provisiones a los sobrevivientes, que aún estaban consternados, mientras otros ciudadanos buscaban a mano, entre las toneladas de tierra y escombros, a familiares desaparecidos Ninga Role, residente de la aldea, se encontraba fuera cuando se produjo el deslizamiento de tierra. “Hay algunas piedras enormes, plantas y árboles. Los edificios se derrumbaron”, dijo Role. “Estas cosas hacen que sea difícil encontrar los cuerpos”. Ella supone que al menos cuatro de sus familiares murieron por el desastre natural.
El gobierno y el equipo de ingenieros de las Fuerzas de Defensa de Papúa Nueva Guinea ya están sobre el terreno, pero los equipos pesados, como las excavadoras, necesarios para el rescate, aún no han llegado al pueblo. Especialistas en gestión de riesgos alertaron que mientras más pasa el tiempo hay menos posibilidades de encontrar sobrevivientes. Por lo que muchos en la aldea han perdido la fe de encontrar a sus seres queridos con vida.
Via: france 24