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Política exterior, respaldo a Israel y poca atención a Trump: así fue el debate de los republicanos

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Mientras, Trump se saltaba el encuentro con sus rivales, de nuevo amparándose en su abrumadora diferencia al frente de las encuestas, y se encontró con uno de los bastiones de su electorado: la comunidad cubana del sur de la Florida, a la que visitó en Hialeah, a media hora de la sede del debate, en Miami.

En el Centro para las Artes Escénicas Adrienne Arsht, hubo consenso en dos puntos: el apoyo irrestricto a Israel y la escasa atención dedicada a la situación de los civiles palestinos en Gaza, por parte de la exembajadora de Estados Unidos ante la ONU Nikki Haley, el gobernador de Florida Ron DeSantis, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, el senador por Carolina del Sur Tim Scott y el empresario Vivek Ramaswamy.

Las primeras diferencias en política exterior se presentaron cuando se tocó el tema de Ucrania. Hailey, Christie y Scott abogaron por mantener la ayuda militar a ese país, pero Ramaswamy, un empresario de biotecnología, reiteró sus críticas a esa ayuda, y llamó “nazi” al presidente Volodímir Zelenski, quien es judío.

Los cinco prefirieron evitar la descalificación a Trump, que por tercera ocasión consecutiva se niega a presentarse en un debate, y sus referencias al hombre a vencer por el voto republicano fueron más bien intrascendentes.

 “Es un tipo muy diferente de lo que era en 2016”, dijo DeSantis, mientras Christie mencionaba someramente los problemas legales de Trump y Haley aludía, también brevemente, al incremento de la deuda nacional durante su gobierno.

Del encuentro en Miami quedó claro que los precandidatos apuestan a un segundo lugar en las consultas internas del partido, en el entendido de que Trump barrerá esas primarias, y con la expectativa remota de que alguno de los procesos legales en su contra abran la puerta a una inhabilitación.

Los ataques entre los precandidatos sí fueron más feroces, sobre todo el duelo entre Haley y Ramaswamy, ambos hijos de inmigrantes indios. La disputa llegó a caer en el terreno personal cuando el empresario sugirió que la exdiplomática debería cuidar mejor a su hija, de quien dijo que estuvo usando en un tiempo la red social china TikTok, prohibida para empleados públicos en Estados Unidos, por el riesgo de filtración de datos sensibles.

Poco aportó el debate del miércoles a la discusión en torno a las restricciones al aborto, un tema que sigue beneficiando a los demócratas desde que la Suprema Corte revocó el fallo Roe vs. Wade que le daba piso jurídico, unificando incluso a estados conservadores como Ohio en la defensa de opciones legales para protegerlo.

La única posición que marcó un camino para que los republicanos comiencen a recuperar el terreno perdido en este ámbito la propuso Haley, que se declaró una “provida” que no juzga a nadie por ser “proelección”, en referencia a la decisión de interrumpir el embarazo.

Con ello, dejó entrever que respetaría las decisiones de los estados de proteger el derecho al aborto, aunque ella no las comparta. Además, aseguró que los esfuerzos deberían dirigirse a combatir el aborto en etapas muy avanzadas del embarazo, promover la adopción y reforzar las políticas que hagan posible el acceso a métodos anticonceptivos. El próximo debate republicano tendrá lugar el 6 de diciembre en Tuscaloosa, Alabama, poco más de un mes antes del inicio de las asambleas electorales, previsto para el 15 de enero en Iowa.

Via: france 24