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Violencia y extorsión de los “narcocoyotes” a que se enfrentan los migrantes

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Con sus clubes de striptease, sus puestos de tacos y el bullicio de las motocicletas, San Luis Río Colorado representa la imagen típica de las comunidades fronterizas mexicanas. En un refugio para migrantes, a tiro de piedra de la imponente valla de color rojo óxido que separa la ciudad mexicana de Arizona, en EE.UU., Eduardo descansa en un patio sombreado.

En una pared hay una gran cruz de madera. Es en este espacio seguro donde Eduardo comenzó a procesar y recuperarse de su aterradora experiencia en México. Eduardo, de unos 50 años, solía dirigir un restaurante de comida rápida en Ecuador. Pero el crimen organizado se ha hecho cada vez más fuerte en su antiguo hogar, mayoritariamente pacífico.

“Nos extorsionaron”, cuenta. Eduardo fue amenazado de muerte si no pagaba un “impuesto” a la pandilla. “¿Qué podía hacer? Tuve que irme para salvar mi vida”. Eduardo nunca quiso migrar, pero tuvo miedo y decidió dirigirse a Estados Unidos para pedir asilo. Su historia es la de miles de personas de muchas partes del mundo que huyen de la violencia y buscan una nueva vida en Estados Unidos.

Los migrantes secuestrados, o aquellos que se niegan a pagar a los hombres armados, pueden enfrentar un destino terrible. En el oeste de la frontera, la ciudad mexicana de Tijuana ha sido durante décadas un punto de partida para personas que ingresan de manera irregular a Estados Unidos. Y recientemente, se han encontrado cadáveres de migrantes en las colinas en el este de la ciudad, con disparos en la cabeza, al estilo de una ejecución.

Se cree que eran personas que intentaron llegar a suelo estadounidense sin pagar a un “coyote” o al grupo criminal que controla esa parte de la frontera. Lo que es evidente es que los carteles han diversificado sus actividades económicas para incluir la extorsión, el secuestro y el tráfico de personas, dice Víctor Clark Alfaro, profesor de la Universidad Estatal de San Diego. “Los llamo ‘narcocoyotes’ porque no sólo cruzan personas, sino que también cruzan drogas a Estados Unidos”, dice, añadiendo que incluso los migrantes pueden ser obligados a llevar narcóticos consigo.

Via: bbc