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Byron Ruiz: De capo narcotraficante a víctima de una emboscada en Guatemala
Byron “El Negro” Ruiz, temido narco de Centroamérica, murió en una emboscada en Guatemala. Operaba con carteles mexicanos y sudamericanos.

Conocido como “El Negro”, Byron Ricardo Ruiz Ruiz, uno de los narcotraficantes más temidos de Centroamérica, perdió la vida en una emboscada el pasado 12 de febrero en el kilómetro 22.5 de la carretera a El Salvador, en Guatemala.
Su fallecimiento pone fin a una larga trayectoria delictiva de más de diez años, en la que se le vinculó con más de 100 asesinatos y el dominio de rutas estratégicas para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Ruiz, originario de Olancho, Honduras, había sido previamente condenado en Estados Unidos por narcotráfico, pero tras cumplir su sentencia y ser deportado, retomó sus actividades ilícitas con mayor fuerza. Según investigaciones de la DEA (Administración de Control de Drogas de EE. UU.), Ruiz operaba como un brazo de los carteles mexicanos y sudamericanos, coordinando el aterrizaje de narcoavionetas en Honduras, Guatemala y Costa Rica.
De operador a cabecilla
Tras su liberación en junio de 2022, Ruiz no solo retomó sus actividades criminales, sino que ascendió en la jerarquía del narcotráfico. Según fuentes cercanas al caso, “El Negro” pasó de ser un operador a convertirse en el líder de una estructura criminal que controlaba el traslado de cocaína desde Venezuela hasta México y Estados Unidos.
Su poder aumentó después de firmar un acuerdo de colaboración con la Fiscalía de Nueva York, lo que le permitió reducir su condena a cambio de información sobre otros narcotraficantes.
“Ruiz era un hombre inteligente y despiadado. Sabía cómo mover drogas y cómo eliminar a sus rivales”, afirmó un investigador anónimo. “Su base de operaciones estaba en Guatemala, donde recibía pagos y coordinaba los envíos de drogas”.
Cambios en el modus operandi
En los últimos años, Ruiz adaptó sus métodos para evadir a las autoridades. Mientras que antes dependía de avionetas para transportar la droga, recientemente había comenzado a utilizar otros medios, incluyendo vehículos terrestres y rutas marítimas. Además, mantenía una fachada legal a través de un negocio de venta de autos importados desde México y Estados Unidos, lo que le permitía lavar dinero y ocultar sus actividades ilícitas.
Sin embargo, su reinado llegó a su fin el pasado febrero, cuando un comando armado lo emboscó en una zona comercial de Fraijanes, Guatemala. Según testigos, los atacantes, equipados con chalecos antibalas y armas de alto calibre, dispararon contra Ruiz y su conductor, quienes viajaban en una camioneta agrícola. Aunque sus guardaespaldas repelieron el ataque, matando a uno de los sicarios e hiriendo a otros dos, Ruiz no logró sobrevivir.
Conexiones con otros crímenes
La muerte de Ruiz no ocurrió en el vacío. Según el medio hondureño La Prensa, su asesinato podría estar vinculado a la desaparición de 12 hombres en Baracoa, Cortés, Honduras, y a otros 14 en Tela, eventos que se cree están relacionados con disputas entre grupos narcotraficantes. Además, se investiga si su estructura criminal tenía vínculos con otros guatemaltecos y extranjeros implicados en el tráfico de drogas.
Un legado de violencia
Byron Ruiz dejó un rastro de violencia a su paso. Se le atribuyen masacres como la de La Mosquitia en 2015, donde nueve personas fueron asesinadas, y se le consideraba el líder de una organización criminal compuesta por unos 60 hombres. Su capacidad para imponer el terror en varias regiones de Honduras y Guatemala lo convirtió en una figura temida tanto por sus rivales como por las autoridades.
Con información de fuentes internacionales.