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Extorsiones marcan el pulso: el mapa delictivo revela hogares más vulnerables
Extorsiones en Guatemala aumentan y afectan más a hogares; reporte revela horarios, zonas y víctimas más vulnerables.

En Guatemala, el crimen mantiene un patrón definido: territorio marcado, horarios críticos y víctimas con perfil claro. El más reciente Reporte de Incidencia Delictiva – agosto 2025, elaborado por Club Seguridad, confirma que las extorsiones siguen siendo el delito con mayor incidencia y que, lejos de concentrarse en comercios y transporte, también golpean con fuerza a los hogares.
Extorsiones en aumento
Durante agosto se registraron 1,921 casos de extorsión, con un peso dominante en la criminalidad nacional. Dentro de esta categoría, la extorsión a residencias sobresale como la modalidad más frecuente, consolidándose como una amenaza directa contra la seguridad en los hogares.
Por distribución territorial, el departamento de Guatemala continúa liderando con 1,590 hechos, seguido por Escuintla (334) y Chimaltenango (151). En términos de área, el 60.8 % de los delitos ocurrió en zonas urbanas, mientras que el 39.2 % se reportó en áreas rurales.

Horarios más peligrosos
El análisis por franjas horarias evidencia que el período de mayor riesgo fue entre las 12:00 y las 17:59 horas, con 1,503 incidentes. Le sigue el bloque nocturno de 18:00 a 23:59 horas, con 1,122 casos.
Los viernes y sábados concentraron la mayor carga delictiva, alcanzando 332 y 321 hechos respectivamente, lo que confirma la correlación entre actividades sociales, movilidad y violencia.
Perfil de las víctimas
Del total de denuncias de agosto, el 64 % corresponde a hombres (2,277 casos) y el 36 % a mujeres (1,272 casos).
El grupo etario más afectado fue el de 26 a 35 años, con 711 víctimas masculinas y 360 femeninas, seguido por el rango de 18 a 25 años. Esto refleja un mayor impacto en la población económicamente activa y altamente expuesta en espacios públicos.
Extorsiones continúan amenazando los hogares
El reporte subraya que las extorsiones ya no se limitan a comercios o transporte, sino que cada vez más se concentran en residencias, incrementando la sensación de inseguridad dentro de los propios hogares.
Este cambio preocupa a analistas y autoridades porque refleja la capacidad de adaptación de las redes criminales, que diversifican sus blancos y métodos.
Con mayor actividad delictiva en la tarde y noche, jóvenes adultos como principales víctimas y un marcado impacto en áreas urbanas, agosto deja claro que la respuesta en seguridad debe enfocarse en territorio, inteligencia y control financiero de las estructuras criminales.
Solo así será posible frenar una amenaza que cada vez golpea más cerca del hogar.