Nacionales
Sismos seguirán ocurriendo: expertos urgen preparación y señalan zonas más vulnerables
Expertos advierten que los sismos continuarán en Guatemala y recomiendan reforzar normas y reducir vulnerabilidades.

En medio de recientes movimientos telúricos, expertos en geofísica y estructuras instan a fortalecer la preparación ante futuros sismos en Guatemala, un país atravesado por múltiples fallas geológicas activas.
Un conversatorio organizado por la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC), ingenieros especializados ofrecieron análisis sobre los patrones sísmicos del país, identificaron las zonas más expuestas y emitieron recomendaciones clave para reducir los riesgos estructurales y humanos.
El ingeniero geofísico Juan Pablo Ligorría explicó que, históricamente, Guatemala ha enfrentado sismos de gran magnitud de forma cíclica.
“Existe una recurrencia de sismos grandes y muy grandes que se han repetido a lo largo del tiempo, y es muy probable que esa sismicidad continúe. Lo que nos corresponde es estar preparados”, puntualizó.
Ligorría subrayó que si bien los recientes enjambres sísmicos podrían representar una liberación de energía acumulada en fallas locales, es imposible determinar con precisión dónde ocurrirá el próximo evento significativo.
No obstante, resaltó que hay zonas del país que presentan mayor exposición debido a la acumulación de esfuerzo tectónico.
Origen de los sismos recientes
Los movimientos telúricos registrados en julio, según Ligorría, se relacionan con un sistema de fallas ubicado en el oriente del país, en particular la falla de Jalpatagua, responsable de los temblores del 8 y 29 de julio. Aclaró que no se trata de una sola falla, sino de un complejo sistema de fracturas en la corteza terrestre.
“Lo que estamos viendo es que segmentos parciales del sistema están liberando energía acumulada”, señaló.
Ligorría descartó que haya alguna relación entre los sismos en Guatemala y el reciente terremoto registrado en Rusia. Sin embargo, reconoció que se está estudiando la posibilidad de que los eventos locales estén interconectados por una respuesta dinámica de la corteza terrestre.
Otra falla relevante es la del Polochic, una de las más grandes del país, que no ha presentado rupturas importantes en décadas. “Esa falta de actividad reciente podría implicar una acumulación de energía significativa”, advirtió el geofísico.
¿Qué tan seguras son las edificaciones?
El ingeniero Héctor Monzón, especialista en estructuras sismorresistentes y miembro del American Concrete Institute (ACI), advirtió sobre la necesidad de cumplir con las normativas de construcción vigentes.
Explicó que muchas edificaciones pueden soportar un evento sísmico sin colapsar, pero aún así sufrirán daños no estructurales —como en cielo falso, ventanas o acabados interiores— que pueden afectar su funcionamiento, especialmente si se trata de locales comerciales.
Monzón recordó que aplicar las normas no solo se traduce en seguridad para los ocupantes, sino también en ahorro a largo plazo. “Una edificación dañada paraliza actividades económicas y exige inversiones para su rehabilitación. Prevenir es siempre más económico que reparar”, enfatizó.
Ligorría coincidió en que el cumplimiento normativo es la herramienta más efectiva para reducir la vulnerabilidad. “El conocimiento del fenómeno es una parte del problema, pero reducir la exposición y preparar mejor las estructuras es lo que marcará la diferencia”, añadió.
Zonas más vulnerables
Carlos Fuentes, presidente de la Asociación de la Industria y Servicios de la Construcción, alertó sobre la alta vulnerabilidad de las zonas rurales, donde predominan viviendas de autoconstrucción o sin supervisión técnica adecuada.
Este tipo de construcciones, al carecer de planificación estructural, representan el mayor riesgo ante eventos sísmicos.
En contraste, la ciudad capital presenta mayor resistencia, según José Andrés Ardón, director ejecutivo de la CGC. “La mayoría de construcciones formales en la ciudad cumplen con tres criterios fundamentales: diseño estructural, calidad de materiales y supervisión profesional”, indicó.
Sin embargo, Ardón advirtió que aún persisten desafíos importantes dentro de la capital, como el crecimiento de asentamientos sobre laderas inestables y zonas declaradas de alto riesgo.
“La ocupación informal de terrenos peligrosos es una constante. Por eso insistimos en el cumplimiento de normativas como las de Conred, que buscan prevenir tragedias al prohibir construcciones en áreas inadecuadas”, subrayó.
Recomendaciones para la población
Los expertos coinciden en que, si bien no se puede predecir cuándo ocurrirá el próximo gran sismo, es posible mitigar su impacto adoptando buenas prácticas:
- Cumplir con normas de construcción.
- Supervisar estructuras informales o en zonas de riesgo.
- Realizar mantenimientos periódicos en viviendas y oficinas.
- Prepararse con simulacros y planes familiares de emergencia.
- Atender a las alertas y recomendaciones oficiales de protección civil.
Ligorría concluyó que la prevención es una tarea conjunta entre autoridades, ingenieros y ciudadanos. “No podemos evitar los sismos, pero sí podemos evitar que se conviertan en desastres”, finalizó.