Según un estudio realizado por Karl Linden, profesor de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Colorado explica que la luz ultravioleta tiene una larga historia como desinfectante y el virus SARS-CoV-2, que causa COVID-19, se vuelve inofensivo con la luz ultravioleta.
¿Cómo aprovechar la luz ultravioleta para combatir la propagación del virus en interiores?
Según Linden el virus se propaga de varias formas: la principal vía de transmisión es a través del contacto de persona a persona a través de aerosoles y gotitas emitidas cuando una persona infectada respira, habla, canta o tose. También explica que el virus también puede transmitirse cuando las personas se tocan la cara poco después de tocar superficies que han sido contaminadas por personas infectadas. Esto es especialmente preocupante en entornos de atención médica, espacios comerciales donde la gente toca con frecuencia mostradores y mercancías, y en autobuses, trenes y aviones.
“He observado que los rayos ultravioleta se pueden utilizar para reducir el riesgo de transmisión a través de ambas rutas. Las luces UV pueden ser componentes de máquinas móviles, ya sean robóticas o controladas por humanos, que desinfectan superficies”, indicó. Además explicó que también pueden incorporarse en sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado o colocarse dentro de los flujos de aire para desinfectar el aire interior. Sin embargo, los portales ultravioleta que están destinados a desinfectar a las personas cuando ingresan a espacios interiores probablemente sean ineficaces y potencialmente peligrosos.
¿Qué es la luz ultravioleta?
La radiación electromagnética, que incluye ondas de radio, luz visible y rayos X, se mide en nanómetros o millonésimas de milímetro. La irradiación ultravioleta consta de longitudes de onda entre 100 y 400 nanómetros, que se encuentran un poco más allá de la porción violeta del espectro de luz visible y son invisibles para el ojo humano. Los rayos UV se dividen en las regiones UV-A, UV-B y UV-C, que son 315-400 nanómetros, 280-315 nanómetros y 200-280 nanómetros, respectivamente.
¿Cómo los rayos UV matan a los patógenos?
Según lo expuesto por Linden, los fotones ultravioleta de entre 200 y 300 nanómetros son absorbidos con bastante eficacia por los ácidos nucleicos que forman el ADN y el ARN, y las proteínas también absorben bien los fotones por debajo de los 240 nanómetros. Estas biomoléculas esenciales son dañadas por la energía absorbida, lo que hace que el material genético dentro de una partícula de virus o un microorganismo no pueda replicarse o causar una infección, inactivando al patógeno.
Por lo general, se necesita una dosis muy baja de luz ultravioleta en este rango germicida para inactivar un patógeno. La dosis de UV está determinada por la intensidad de la fuente de luz y la duración de la exposición. Para una dosis requerida dada, las fuentes de mayor intensidad requieren tiempos de exposición más cortos, mientras que las fuentes de menor intensidad requieren tiempos de exposición más largos.
Los hospitales han estado utilizando robots que emiten luz UV-C durante años para desinfectar las habitaciones de los pacientes, los quirófanos y otras áreas donde se puede propagar la infección bacteriana. Estos robots, que incluyen Tru-D y Xenex, ingresan a habitaciones vacías entre los pacientes y deambulan de forma remota emitiendo irradiación UV de alta potencia para desinfectar las superficies. La luz ultravioleta también se utiliza para desinfectar instrumentos médicos en cajas especiales de exposición a rayos ultravioleta.
Los rayos UV se utilizan o prueban para desinfectar autobuses, trenes y aviones. Después de su uso, los robots UV o las máquinas controladas por humanos diseñados para caber en vehículos o aviones se mueven y desinfectan las superficies a las que puede llegar la luz. Las empresas también están considerando la tecnología para desinfectar almacenes y espacios comerciales.
Posible uso para evitar contagios
Dado que más estudios sobre Far UV-C confirman que la exposición a la piel humana no es peligrosa y si los estudios sobre la exposición ocular no muestran daños, es posible que los sistemas de luz Far UV-C validados instalados en lugares públicos puedan respaldar los intentos de controlar la transmisión del virus y otros patógenos virales potenciales transmitidos por el aire, hoy y en el futuro.