Opinión
Crecimiento emprendedor: querer y no poder – Por: Walter Menchú
El crecimiento de los negocios en el país enfrenta diversas limitantes que van más allá del talento y esfuerzo de los emprendedores.

Dice el dicho que la naturaleza es sabia. Una de las lecciones que podemos aprender de ella es el hecho de que se necesita un entorno propicio para el crecimiento de una planta. Si trasladamos esta analogía al mundo de los negocios, cada nuevo emprendimiento que surge en el país, opera en un entorno cuyas características se convertirán en una limitante o en un facilitador de su crecimiento. Como primer punto, se requiere que el negocio genere valor para el mercado, es decir, que el consumidor vea que el nuevo emprendimiento satisface una necesidad existente y esté dispuesto a pagar por ello. Luego, para que un emprendimiento crezca, requerirá del trabajo arduo del emprendedor y del equipo del que se rodea, aumentar el capital operativo de la empresa, ampliar el mercado al que atiende, contratar más personal, entre otras acciones. El crecimiento del negocio dependerá en gran medida de cómo el entorno le facilite al emprendedor realizar las acciones anteriormente descritas.
En Guatemala, la mayoría de emprendimientos nacen con una escala de operación baja, tanto en términos de inversión inicial, como de empleo generado, mercados atendidos y valor agregado de los productos. De acuerdo con el Monitor Global de Emprendimiento 2023-2024, el 45.6% de la población adulta en el país participa en alguna forma de actividad emprendedora, lo cual constituye la segunda tasa de emprendimiento más alta de la región latinoamericana. Sin embargo, la mayoría de estos negocios operan en sectores de consumo y dentro del mercado local, limitando sus posibilidades de crecimiento sostenible y escalabilidad. Esto plantea una pregunta clave: ¿hasta qué punto es suficiente el deseo y esfuerzo de los emprendedores por hacer crecer sus negocios, y hasta qué punto hay condicionantes estructurales en el entorno que limitan su desarrollo?
El crecimiento de los negocios en el país enfrenta diversas limitantes que van más allá del talento y esfuerzo de los emprendedores. De acuerdo con la metodología de Diagnóstico de Crecimiento de Hausmann, Rodrik y Velasco, los principales cuellos de botella que afectan el entorno empresarial en Guatemala incluyen la infraestructura deficiente, la débil formación de capital humano, los altos niveles de inseguridad, el acceso restringido al financiamiento y la alta informalidad.
La formalidad no solo hay que verla desde la perspectiva del cumplimiento de las obligaciones tributarias, sino de los beneficios que se pueden derivar de ella al agregar valor al negocio. Incursionar en ciertos canales de distribución o en mercados extranjeros, requerirá ser formal. Ampliar el tamaño de la operación de un negocio requerirá dinero, para lo cual se puede realizar un préstamo en una institución financiera, quien solicitará al emprendedor presentar algunos documentos para respaldar su inversión: que el negocio esté inscrito en el Registro Mercantil del Ministerio de Economía y tenga una Patente de Comercio; que se encuentre registrado en la SAT, cuente con un Registro Tributario Unificado (RTU), y emita facturas contables; que se encuentre inscrito en un registro municipal; o ante el Ministerio de Salud y tenga una Licencia Sanitaria si es que el negocio lo requiere.
Los datos del Monitor Global de Emprendimiento 2023-2024 muestran que, en Guatemala, solo uno de cada tres emprendimientos cumplía alguno de estos requisitos mencionados. Al indagar sobre las razones por las cuales los emprendedores no formalizaban sus negocios, el 51% indicó que no miraba el beneficio de hacerlo y un 19% indicó que no sabía cómo hacerlo. Estos datos estarían indicando que, gran parte de los emprendedores probablemente se formalizarían si vieran el beneficio de hacerlo y conocieran el procedimiento.
Si bien es cierto que algunos negocios, dada su naturaleza, podrán crecer sin ser afectados en gran medida por las restricciones del entorno, es importante que como país avancemos en mejorar las condiciones para crear un ambiente propicio para el crecimiento de los negocios en general: mejorar la infraestructura (puertos y carreteras presentan los mayores desafíos en los últimos años), potenciar las habilidades del capital humano, mejorar la seguridad ciudadana, mejorar el acceso al financiamiento y reducir los niveles de informalidad.
Sobre el autor:
Licenciado en Administración de Empresas con especialización en Finanzas por la Universidad Francisco Marroquín (UFM). Ha sido investigador y analista en el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) en los últimos 15 años y catedrático auxiliar en la Facultad de Ciencias Económicas de la UFM. Actualmente también es investigador del Prosperity Lab de la UFM.