Opinión
Escalar Emprendimientos en Guatemala: ¿Sueño o Posibilidad? – Por: David Casasola
Además de promover la formalización, Guatemala necesita un entorno propicio para que los emprendedores puedan hacer crecer sus negocios de manera competitiva y sostenible…
Desde 2009, el Centro de Emprendimiento Kirzner de la Universidad Francisco Marroquín ha medido anualmente la actividad emprendedora en Guatemala mediante el Monitor Global de Emprendimiento (GEM, por sus siglas en inglés). Las mediciones de 2023 posicionan a Guatemala como el segundo país, de un total de 45 analizados, con los mayores niveles de emprendimiento a nivel mundial. Aproximadamente 2.5 millones de guatemaltecos generan ingresos a través de un emprendimiento caracterizado de la siguiente manera: el 38.7 % inició con una inversión menor a cinco mil quetzales; el 44.4 % no genera ningún empleo; seis de cada diez negocios pertenecen al sector de consumo (64.5 %); y el 83.1 % atiende clientes dentro de su comunidad o municipio. Estas cifras contrastan con la imagen de empresas que han escalado hasta tener presencia internacional, un logro que sigue siendo más una excepción que una regla en el país.
Aunque existen diversos métodos para medir la escala de un negocio, el número de trabajadores suele ser el más utilizado por facilitar la comparación. En un estudio de 2015 del Ministerio de Economía, se estimó que el 88.7 % de las empresas en Guatemala son microempresas (de 1 a 10 empleados). Esta tendencia no es exclusiva de Guatemala; un estudio de la Organización Internacional del Trabajo en 2015 reveló que el 89.6 % de las empresas registradas en América Latina eran microempresas. Además, la OCDE reporta proporciones similares en países como Estados Unidos (78.5 %), Israel (80.6 %) e Italia (81.9 %).
Dicho esto, el sueño de que los emprendimientos guatemaltecos alcancen una mayor escala comienza por consolidarse como microempresas, avanzando gradualmente a pequeñas, medianas y, en casos excepcionales, grandes empresas. Ninguna gran empresa nace con la escala que actualmente tiene; su crecimiento y consolidación se dan de forma progresiva.
A menudo, se anima a los emprendedores a “soñar en grande”. Sin embargo, al iniciar un negocio, es crucial dar pasos pequeños y firmes para que esos sueños sean alcanzables, sin que las grandes metas se conviertan en una carga en el día a día. En el caso de Guatemala, los emprendedores enfrentan decisiones importantes: el 64.5 % se enfoca en actividades de consumo, y el 66 % considera que sus productos o servicios no son muy diferenciados en el mercado. Además, formalizar el negocio es una decisión relevante para crecer y darse a conocer en mercados más amplios, aunque el 64.5 % de los emprendimientos aún no se ha registrado. Aquí, el papel de las políticas públicas es esencial para simplificar y reducir el costo de la formalización, ya que el 51.2 % de los emprendedores no registra su negocio al no percibir un beneficio inmediato al hacerlo, 18.6% no sabe cómo hacerlo y el 14.5 % lo considera demasiado caro.
Además de promover la formalización, Guatemala necesita un entorno propicio para que los emprendedores puedan hacer crecer sus negocios de manera competitiva y sostenible. Esto requiere acciones concretas para establecer marcos regulatorios estables y accesibles —en ámbitos salariales, tributarios, sanitarios y comerciales—, contar con una infraestructura funcional, garantizar la seguridad de las personas y sus bienes, brindar certeza jurídica sobre las inversiones, y mejorar la eficiencia en puertos y aduanas. Estos elementos exigen ser abordados con urgencia, impulsando cambios consistentes que se mantengan a lo largo de las distintas administraciones de gobierno.