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Opinión

Las falacias de Moisés Naím – Por: Nicholas Virzi

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Las falacias de Moisés Naím Nicholas Virzi

Recientemente Infobae le hizo una entrevista a Moisés Naím, donde él habló sobre los peligros que afronta la democracia a nivel mundial. En la entrevista, Naím hizo referencia a tres grandes peligros que él había identificado en un libro anterior, el populismo, la polarización y la posverdad.

Naím tiene las credenciales para ser considerado un experto en las tendencias mundiales. En 2013, sacó su libro El Fin del Poder, donde habló sobre la dispersión del poder. Diez años después sacó su libro La Revancha de los Poderosos, donde abordó el problema de la concentración del poder.

Fue en ese último libro que Naím se concentró en las tres “P”: populismo, polarización y posverdad. Sin embargo, entre los dos libros no queda clara la tesis de Naím. ¿El poder se dispersa o se concentra?

Para variar, Naím mencionó en particular el riesgo que Donald Trump regresara a la Casa Blanca como un gran peligro para la democracia a nivel mundial. Por eso mismo, este artículo aplicara sus argumentos a lo que pasa en EEUU.

Conviene revisar los conceptos utilizados por Naím.

  1. Populismo: un sentimiento antisistema que aplica cuando la sociedad está dividida (o se intenta dividir) en dos grupos, “la gente pura” y “la élite corrupta”.
  2. Polarización: cuando la población se divide en grupos beligerantes con creencias e identidades opuestas que inhiben la cooperación y socavan la búsqueda de un bien común.
  3. Posverdad: cuando las personas tienden a aceptar argumentos basados en sus emociones y creencias por encima de los basados en hechos.

Populismo

Efectivamente, existe un rechazo a las élites. Lo que Naím no considera es la posibilidad de que las élites si son corruptas. Naím defiende el derecho de las élites de no ser cuestionadas. Naím no cuestiona el actuar de las élites, ni las razones por la descalificación que las élites se han ganado por su propia conducta.

La narrativa mediática en defensa de las élites, a la cual Naím se suma, es que saben más, y cualquier crítica de los sabios por parte del pueblo es populismo y por ende malo.

En su afán de defender a las élites, Naím habló bien de la coordinación entre gobiernos y entidades internacionales con respecto a sus acciones en respuesta al tema del Covid. Pero no reflexionó sobre los abusos de los gobiernos que violaron las libertades individuales, ni del hecho que usaron argumentos falsos para justificar dichos abusos, al mismo tiempo que movieron para censurar y difamar cualquier opinión científica contraria. Asimismo, Naím nunca menciona que los argumentos que se tildaron como populistas de extrema derecha fueron motivos de políticas públicas válidas en respuesta al Covid en países como Suecia.

Polarización

Naím atribuye a Trump la polarización política que existe en EEUU y en otros países. Naím se apega con la narrativa de los medios masivos, y en este tema la narrativa no podría ser más deshonesta.

Esta narrativa deliberadamente confunde la reacción con la acción. Es la izquierda que ha insistido en difamar y satanizar a sus opositores (Biden, Obama, Hillary Clinton), a los que llaman racistas, ignorantes y antidemocráticos. Recientemente, Biden volvió a atacar a la mitad de los votantes de su país en su discurso del estado de la unión, el cual evidentemente tuvo la intención de desunir, por motivos patentemente políticos en un año electoral.

A diferencia de Trump, con los Demócratas no solo es cuestión de retórica, sino el abuso del poder. Gobiernos Demócratas, con la aprobación tácita de los medios masivos, han instrumentalizado las instituciones para hacerle guerra a su oposición política, degradando en el proceso las comunidades de justicia e inteligencia en EEUU. Bajo Obama se instrumentalizó el servicio fiscal para atacar a organizaciones políticas de derecha. También se espió a periodistas como Sharryl Atkinson, y se tuvo la intención de perseguir criminalmente al periodista James Rosen. Nada de eso ocurrió bajo Trump.

Naím repite los argumentos de los medios masivos que se han esforzado por encubrir los abusos del poder de los gobiernos de su preferencia colectiva, que han perdido credibilidad ante el público americano, tremendamente, por esa misma razón.

La verdad es que es la izquierda que se ha radicalizado. El tema de la migración ilegal basta como ejemplo. Se ha satanizado a Trump y su base votante por querer ejercer control razonable sobre las fronteras de EEUU. Lo que no cuenta Naím es que la posición de Trump sobre inmigración ilegal es básicamente la misma que las de los ex presidentes Clinton y Obama, la ex presidente de la Cámara Baja Nancy Pelosi, y el líder del Senado Chuck Schumer, incluso la de Joe Biden.

Trump surgió como figura política con base a este tema, en reacción a acciones concretas tomadas por las élites en contra de la voluntad de la mayoría de los votantes en EEUU.

Posverdad

La controversia armada sobre “noticias falsas” es un esfuerzo de las élites de controlar el discurso, callando al periodismo independiente que ha surgido gracias a las redes sociales. Las élites quieren controlar lo que el pueblo puede leer, discutir y comentar. Por algo los medios masivos han perdido tanta credibilidad. Reportan falsedades sin la debida diligencia que el periodismo requiere, y ocultan noticias que podrían desmentir sus narrativas.

Basta tomar el ejemplo que usa Naím, del Covid. Resulta que las teorías de conspiración que se atacaron y censuraron durante la pandemia tuvieron algo de razón. Hoy los expertos niegan haber hecho y dicho lo que hicieron y dijeron durante la pandemia. Anthony Fauci, quien los medios presentaron como el dueño de la verdad, ha resultado ser altamente cuestionado.

No se puede negar que corren mentiras en las redes sociales, pero ese es el costo de vivir en libertad. No es un problema que los gobiernos deberían de tratar de solucionar. La mejor respuesta a la mentira es más libertad de expresión, no menos. La peor respuesta sería que los gobiernos se presentaran como los dueños de la verdad. El intento del gobierno de Biden de usar su poder político para presionar a los medios para que censuraran sus opositores es el perfecto ejemplo del autoritarismo que Naím dice que opone.

En fin, los argumentos de Naím no convencen. Naím resulta ser otro defensor de sus amigos privilegiados que pertenecen a las élites de EEUU. Su desdén por las opiniones razonables del pueblo refleja un sentimiento bastante peligroso para la democracia.

Sobre Nicholas Virzi:

Nicholas Virzi es doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Tiene Maestría en Economía por la Universidad de California, San Francisco, y un doble título de la Universidad de California en Berkeley, en Relaciones Económicas Internacionales y Ciencias Políticas. Se especializa en estrategia empresarial, en materia de economía política y liderazgo.