Opinión
Los fantasmas de los gobiernos pasados – Por: Allan Ortíz
Se ha convertido en una excusa recurrente, encontrar en el desempeño de gobiernos anteriores justificaciones para acciones, decisiones e incluso inacciones…
La narrativa establecida presenta una comunidad política divisas, esta comprende que partidos políticos, actores de sociedad civil e incluso medios de comunicación, se identifican, localizan y responden a intereses comprendidos en dos grupos. Estos grupos son identificados como “El pacto de corruptos” y los aliados de la “Lucha contra la corrupción”.
Si bien la etiqueta del “Pacto de corruptos” proviene de una alianza política parlamentaria integrada por diferentes partidos políticos, la cual en su momento propuso y apoyó una agenda legislativa, también es cierto que hoy dicha alianza y actores no sobreviven como un cuerpo político establecido y relevante dentro de las dinámicas de poder legislativo.
Por otro lado, es importante recordar que muchos de los partidos políticos que fueron apodados como miembros del “Pacto de corruptos”, hoy participan de negociaciones, pactos y votaciones políticas en el Congreso de la República a favor de una agenda que es presentada como victorias políticas en contra de la corrupción por los mismos diputados oficialistas.
Esta narrativa significa un simplificación arbitraria que permite colocar, según sea la necesidad, a ciertos actores como amigos o enemigos de la “Lucha contra la corrupción”, además representa un obstáculo para el desarrollo crítico de la coyuntura política del país, la cual presenta un escenario sumergido en dinámicas altamente volátiles, personalistas y reactivas.
De esta manera, surge en medio del cuestionamiento a decisiones, reclamo por resultados deficientes y cuestionamientos críticos, la consigna que sostiene que la acción insuficiente o equivocada, así como la inacción en materias específicas de interés público, no solamente son razonables, sino muchas veces inevitables dadas las condiciones establecidas por la ineficiencia y corrupción de gobiernos anteriores. Así mismo, esta consigna genera comparaciones continuas con relación a “peores tiempos”, actores y resultados en el pasado.
Si bien es cierto que muchas de las condiciones pre establecidas como consecuencia de las decisiones y actuaciones de gobiernos anteriores, presentan escenarios complejos de toma de decisión, también es cierto que las decisiones y condiciones actuales son consecuencia de las decisiones y acciones que se toman desde los liderazgos de lo público.
En este sentido, si bien es importante relacionar e identificar la raíz de muchos retos contemporáneos para el gobierno, también es importante establecer que justamente es la promesa de una suerte de experiencia, soluciones y posturas, que superan a las formas narrativas, lo que permitió a las actuales autoridades conquistar de manera democrática los puestos de liderazgos que hoy ostentan.
Es decir, que si bien existen condiciones pre establecidas que pueden limitar algunas decisiones y acciones del gobierno, es más bien la promesa y urgencia de rendición de cuentas en relación a dichas promesas y aspiraciones, lo que obliga a entender y responsabilizar del éxito o fracaso de lo público a quienes hoy son los responsables.