Opinión
Trump: La era de “América Primero” y el reordenamiento de Latinoamérica – Por: Mario Duarte
Empieza a verse el impacto en todos aquellos que deseaban, esperaban y daban por segura la victoria de los demócratas en las elecciones presidenciales de EE. UU…
Aunque muchos en Latinoamérica esperan que la política exterior de EE. UU. bajo Trump no cambie mucho, la realidad es que se prevé una estrategia de “shock y conmoción” para reordenar la región, la cual Trump considera como el mayor riesgo para la seguridad de EE. UU.
Empieza a verse el impacto en todos aquellos que deseaban, esperaban y daban por segura la victoria de los demócratas en las elecciones presidenciales de EE. UU. Alrededor del mundo, astutamente y previendo riesgos, varios líderes críticos de Trump, como Emmanuel Macron (Francia), Ursula von der Leyen (Unión Europea) y Keir Starmer (Reino Unido) —quien estará particularmente nervioso, ya que autorizó que su partido apoyara abiertamente a los demócratas, en una posible injerencia ilegal—, han felicitado rápidamente a Donald Trump por su victoria, incluso antes de que Kamala Harris aceptara públicamente la derrota.
Por otro lado, presidentes ideológicamente alineados con Trump en Latinoamérica, como Nayib Bukele (El Salvador) y Javier Milei (Argentina), fueron los primeros de la región en enviar sus efusivas felicitaciones al presidente electo. Y mientras muchos otros líderes del mundo se van sumando al proceso “protocolario” de felicitar al ganador de la contienda electoral en EE. UU., varios gobernantes, empresarios, parlamentarios y activistas de Latinoamérica que confiaban y necesitaban de la victoria de Kamala Harris se encuentran en una crisis posiblemente existencial para sus actividades y cargos, los cuales dependen directamente del apoyo, influencia e incluso protección de los demócratas en el Ejecutivo de EE. UU.
El ethos americanista de Trump
En su discurso de victoria, Donald Trump enfatizó la necesidad de unificar el esfuerzo de los estadounidenses para reconstruir su país y hacerlo mejor. Contrario a lo que hicieron los demócratas en su contra y de sus allegados (por ejemplo, Steve Bannon y Roger Stone), Trump afirma que no buscará vengarse por la “guerra legalista” que dirigieron en su contra; sin embargo, ha sido claro y conciso al expresar que quienes violaron las leyes deberán enfrentar las consecuencias. Y si bien sus detractores políticos señalarán esto como una venganza personal, en realidad refleja el carácter de Trump y el ethos americano de enfrentar la ley con la ley y de nunca huir de una pelea. A través de todos los procesos judiciales politizados en su contra, Trump ha logrado vencerlos todos de frente, sin huir y “con la ley en la mano”. Con esta vara que él mismo se mide, su discurso indica que medirá a quienes el sistema de justicia estadounidense determine que violaron la ley. Esto refleja su fidelidad hacia Estados Unidos y el ethos americano.
Las consecuencias de “América Primero”
Es esta fidelidad hacia Estados Unidos la que dirigirá la implementación de la política exterior de Donald Trump, la cual se puede resumir en una frase: América primero. A diferencia de su primera presidencia, en la que el sistema lo saboteó, Donald Trump ahora conoce bien lo intrincado de esta burocracia partidista y corrupta que él denominó como “el pantano” y la relacionó con lo que se conoce como el “Deep State” (estado profundo). Según Trump, esta estructura, compuesta por burócratas no electos que no enfrentan consecuencias y que, en su opinión, sirven a otros intereses ajenos a los de EE. UU., será inutilizada y desmantelada, con el apoyo de las mayorías republicanas tanto en el Senado como en el Congreso.
América Latina en la era de Trump
Aunque Trump no ha sido ampliamente detallista respecto a su trato con otros países y su política exterior a futuro, ha dejado claro en sus discursos que todas las relaciones serán manejadas con dos consideraciones esenciales: los intereses de EE. UU. van primero y la búsqueda de la paz a través de la fuerza. Si bien la izquierda internacional, incluyendo la izquierda demócrata en EE. UU., impulsaron la narrativa de que Trump provocaría guerras durante su primera presidencia, la historia ha demostrado que esa presidencia fue la más pacífica a nivel mundial en casi 30 años previos a 2016. Esto se logró mediante el uso deliberado y estratégico de la capacidad bélica y económica de EE. UU. bajo el liderazgo de Trump.
En varios de sus discursos de esta campaña presidencial, Trump mencionó reiteradamente la instrumentalización de los migrantes por parte de países que enviaron criminales a EE. UU. para generar caos y violencia, así como las acciones de actores y gobernantes de países del hemisferio que buscaron influir ilegalmente en estas elecciones. Además, enfatizó en varias ocasiones que habría consecuencias severas para los países que se nieguen a controlar el flujo de migración ilegal, el tráfico de drogas o que se nieguen a recibir a todos los ciudadanos que serán deportados de EE. UU. a partir de enero de 2025. Aunque se espera que organismos multilaterales y organizaciones internacionales se escandalicen y generen severas críticas mediáticas por estas deportaciones en masa, se prevé que estas reacciones sean de corta duración, ya que, al igual que en el pasado, Trump utilizará la posibilidad del desfinanciamiento total como un disuasivo contra la falta de colaboración.
La migración ilegal, el narcotráfico y las relaciones con países adversarios que ponen en peligro la seguridad y la economía de EE. UU. son temas que Trump ha declarado públicamente que recibirán atención prioritaria y medidas directas para aquellos que impliquen una amenaza a la seguridad nacional de su país.
Latinoamérica y Trump
Los próximos años serán un tanto convulsos para algunos gobiernos que gozaron de la protección o encubrimiento de la burocracia demócrata de la administración Biden-Harris. En realidad, habrá pocos cambios en la forma de operar actual de las embajadas y misiones en el hemisferio; sin embargo, la influencia y presión se dirigirá en contra de quienes han actuado en detrimento de los intereses de EE. UU., aunque hayan sido “apadrinados” por la estructura demócrata. La disposición de colaborar y cooperar de manera amigable y respetuosa será el factor determinante en la dureza de la postura de Trump hacia ellos.