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En Wall Street Journal llaman colonialista a EEUU por interferir en elecciones de Guatemala

El Presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, impulsa una clara intervención en asuntos internos de Guatemala, al oponerse a toda aquella acción que ponga en riesgo la posición de su candidato preferido, Bernardo Arévalo, del partido político Semilla. Esto incluye la descalificación de la Corte de Constitucionalidad –CC- que solicitó la revisión de votos.
El Tío Sam está furioso. El 2 de julio recién pasado, el Departamento de Estado, emitió una declaración en la que caracterizaba los desafíos como “esfuerzos que interfieren” con el “proceso democrático”. Agregó lo que parecía una amenaza velada: “Socavar” las elecciones “sería una grave amenaza para la democracia con implicaciones de largo alcance”, una intimidación contra un pequeño vecino pobre, huele a colonialismo.
Así lo publicó a las 15:30 horas, del pasado día 9, del corriente mes y presente año, María Anastasia O´Grady, en una columna publicada en el medio digital, The Wall Street Journal, de los Estados Unidos de América.
Para O´Grady, ya tenían el resultado que querían. El recuento inicial de votos dio a un socialista de extrema izquierda, ser favorecido por el “Foggy Bottom” (modismo estadounidense para identificar el término político de niebla o cortina de humo) y sorprendentemente clasificó para la segunda vuelta de las elecciones del 20 de agosto.


La columnista sustentó su análisis así: el movimiento político-diplomático de Biden, -pues no es de la totalidad del pueblo estadounidense-, traerá consigo “una película con un final sombrío que la región conoce muy bien”. Tal cómo Hugo Chávez, en la Venezuela de 1998, hoy el candidato presidencial -el ungido de los USA-, ha dado a conocer su sed de poder sin control y su voluntad de sortear las barreras institucionales.
Al igual que Hugo Chávez, Arévalo se postula con un discurso anticorrupción, con lo cual ha atraído a votantes jóvenes. La agenda de Semilla también está alineada con la de activistas bajo las directrices del Departamento de Estado, como Todd Robinson, ex embajador estadounidense y de socialistas internacionales que han soñado, durante mucho tiempo, con hacer de Guatemala un paraíso colectivista o socialista, y organizaciones no gubernamentales de izquierda, financiadas por ideólogos extremistas de todo el mundo y famosas por llevar su política a las calles, respaldan la causa Semilla.
El presidente Biden dice que ama la democracia de los Estados Unidos de América, pero venera el populismo de los socialistas. Sus ataques verbales a la Corte Suprema (estadounidense) y su intento de usurpar el poder del Congreso (estadounidense) revelan una profunda hostilidad hacia los propios fundamentos de la república. Las cosas molestas, como la separación de poderes y el pluralismo político no son importantes para Joe, ni en casa ni en el extranjero.
Clic para leer el artículo en Wall Street Journal : Colonial Joe Biden Bullies a Neighbor
Y eso, Guatemala lo sabe de primera mano. Ha pasado las últimas dos semanas tratando de cumplir con su Constitución y Ley Electoral en el asunto de las disputadas elecciones presidenciales del 25 de junio. Afortunadamente, hasta ahora, ha prevalecido el estado de Derecho pero, la credibilidad de Estados Unidos ha recibido un gran golpe.
En Guatemala se esperaba sí, que la populista de izquierda, Sandra Torres, del partido Unidad Nacional de la Esperanza, llegaría a segunda vuelta y obtuvo el 16% de los votos. Pero ninguna encuesta había pronosticado que Bernardo Arévalo, del partido radical Semilla, tuviera ni una remota posibilidad de quedar en segundo lugar con el 12%, y que provocó un grito de fraude de organizaciones civiles y al que luego, se sumaron los partidos políticos, tanto de izquierda como de derecha.
Al menos nueve partidos políticos desconfiaron lo suficiente del conteo de votos, como para apelar ante la CC, que ordenó al Tribunal Supremo Electoral –TSE- una revisión del escrutinio de los votos de la primera vuelta electoral, celebrada el pasado 25 de junio, 2023.
Este se ha desarrollado en medio de inconformidades al “someterse” las autoridades del TSE, en la normativa de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, pero, escudadas en toda la estructura de “voluntarios” que conformaron las Juntas Electorales (Receptoras de Votos, de Centros de Votos, Municipales, Departamentales y, Nacional).


De aquellos votantes que tardaron en acudir a las urnas, más del 17% anuló sus papeletas y el 7% las dejó en blanco. Ese es un porcentaje de votos mayor que el que obtuvo cualquier candidato individual, lo que indica un alto nivel de rechazo de la clase política, reflexionó O´Grady.
Para concluir, la columnista de The Wall Street Journal, sentenció:
Estados Unidos puede verse tentado a entrometerse nuevamente en la segunda ronda electoral de Guatemala. Pero eso sería un error, tanto por razones de soberanía como porque el estado de Derecho es la máxima prioridad, ahora y para el próximo gobierno.