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Derecha se empodera en el poder público en Europa tras ausencia de 30 años
Mientras que América Latina enfrenta el avance de la amenaza del izquierdismo, en Europa sucede todo lo contrario. Allá el sol empieza a surgir para todos los que creen y aman la libertad, valores y pilares como la familia, la vida de un neonato, la Creación Divina, la fe.
Luego que en este año celebraran elecciones en la mayoría de los países, la derecha volvió a retomar su sitial e importancia en el espectro político y escenarios de la vida del ciudadano europeo.
Dicho retorno fue el resultado de los eventos electorales que caracterizaron este 2023, y que confirman que se registra un avance en la recuperación de la gobernanza de parte de partidos políticos de derecha, acompañada de una bandera del nacionalismo.
Solo un país resulta ser el peón del reinado de la izquierda europea, y que no es el de la cuna de su origen. Ante estos escenarios, la prensa pro-izquierdista no ha tardado en iniciar campañas de desinformación o de satanización, asociando la nueva realidad con augurios de destrucción y en especial, del Parlamento Europeo, cuyo rechazo a su existencia se constituyó una de las promesas electorales que propició el triunfo de la derecha.
En efecto, tras un dominio de casi 30 años de partidos políticos de izquierda en la vida política europea, los propios analistas y académicos pro-izquierdismo reconocen a través de los medios de comunicación social europeos, que la izquierda del Viejo Continente va en declive, en vías de extinción o bien, de una obligada metamorfosis.
Uno de los últimos casos lo fue el de Finlandia, donde el partido político nacionalista, de extrema derecha “los finlandeses”, con un discurso y ofrecimientos de campaña con un programa antiinmigración y anti Unión Europea-.
Otros casos, como el de Italia y Suecia; en España, el Partido Popular (PP) con el partido de extrema derecha Vox, mientras que en Hungría y Polonia llevan años en el poder dos extremadamente conservadores.
La pérdida que ha experimentado dicha ideología y sus corrientes políticas no son otras que, lo que en América Latina se intenta aplicar. Ya aconteció en Venezuela, Argentina, Chile, Brasil y más recientemente, iniciado en Colombia: el estrangulamiento del sistema económico productivo para luego, desaparecer hasta donde les sea posible a la clase media, a través de un sistema dictatorial, anarquista.
Así es. Los eruditos académicos pro izquierda como Cathrine Thorleifsson, profesora asociada de la Universidad de Oslo, han caído en la cuenta que los obreros del siglo XIX y XX, no son lo mismo que los del siglo XXI, lo cual les ha dejado sin su materia prima para mantener el poder. Hoy son los obreros de la economía del conocimiento los que han llevado a la desaparición por inanición, de las organizaciones obreras, brazos operativos de captación de la izquierda europea. En el pasado el respaldo procedía de personas que no tenían estudios, de trabajadores de oficios manuales, de fábricas, o de la industria.
Electores europeos son oficinistas
En la actualidad los electores europeos son oficinistas, profesionales en su mayoría y que llevan vidas bastante diferentes a la que llevaría la típica clase trabajadora industrial; un proceso generacional de personas que se han preparado académicamente, por lo tanto, con mayor capacidad analítica, capaces de diferenciar los procesos evolutivos en especial los económicos, frente a sus necesidades, inquietudes y anhelos de desarrollo, ante los ofrecimientos políticos que no coinciden con sus realidades, junto a una cada vez más creciente carga impositiva.
Advierten los analistas que el fenómeno de migración asistida o estimulada ha afectado los escenarios de las propias vidas de sus Estados y sus sociedades tanto económica como socialmente, al grado de convertirse en las corrientes que socaban su soberanía y generan inestabilidad política y social en todos los escenarios en especial, junto a sus actos de violencia, vandalismo y terrorismo. Los estudiosos se preguntan hoy: ¿será que esa era la estrategia en busca de nuevos obreros que acuerpasen y les representaran votos?
Dicha lectura plantea la interrogante: ¿cuándo ese electorado pasó, de pertenecer principalmente a la clase tradicional trabajadora a ser más de la clase media? Coinciden en que, como fenómeno, el declive de la izquierda europea empezó hará 15 años, tiempo en que como corriente política e ideológica empezó a correrse más al centro por necesidad de sobrevivencia como oferta política, no por afinidad menos por convicción, y renunció grandemente a su fórmula mágica: el Estado asistencial. Un proceso que comenzó con la Tercera Vía de Tony Blair, en Reino Unido, Gerhard Schroder, en Alemania, y otros, puntualizan, la renuncia a su propiedad pública o gubernamental en la economía.
Para Jonathan White, y en su afán de descalificar, opina que la derecha ha logrado posicionarse con meros discursos retóricos. Pone como ejemplo los discursos de Giorgia Meloni, en Italia, como también lo es de Marine Le Pen en Francia. “Su radicalismo a menudo es meramente retórico, pero resuena y se destaca porque gran parte de la izquierda ya no lo ofrece”, recalca.
En clara resistencia a aceptar la realidad, White replica:
La derecha cuenta con representación parlamentaria en 24 de los 27 países de la Unión Europea; en cinco de estos forman parte del gobierno. La izquierda solo cuenta con un país.