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Europa y sus bancos listos para apoyar la transición verde latinoamericana
Con su gran programa de inversiones, el llamado Global Gateway, la Unión Europea (UE) quiere mostrarle a América Latina y el Caribe que aspira a estar presente en la transformación verde, digital y social del continente.
Con un presupuesto global de 300 mil millones de euros, la Comisión Europea piensa apalancar, junto con bancos de desarrollo como el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y las agencias de cooperación europeas, más líneas de crédito y subvención para inversiones en América Latina. Por supuesto, el empresariado europeo integra el plan.
“Tenemos ya integrados a nuestra conexión digital submarina BELLA a Brasil, Chile, Argentina y Panamá. Queremos incluir lo antes posible a Colombia, Uruguay y Perú. Y cerrar el círculo con Centroamérica y el Caribe”, explicaba esta semana, en la Asamblea Parlamentaria Europeo-Latinoamericana (EuroLat), Félix Fernández-Shaw, alto ejecutivo para las Américas en la Comisión Europea. Este primer barco insignia de la digitalización va de la mano con inversiones en hidrógeno verde en Paraguay, Chile, Colombia y Costa Rica.
“Para la reducción de emisiones queremos trabajar con todas las ciudades grandes electrificando el transporte público. Pero no solamente exportando a la región autobuses sino poniendo plantas para la fabricación de las baterías, con formaciones”, seguía Fernández-Shaw, asegurando que las inversiones tendrán la calidad europea en cuanto a lo social y lo medioambiental.
Con la mira puesta en la integración de sus Territorios de Ultramar (franceses y holandeses), el directivo de la Comisión Europea habla de inversiones en transporte e interconexión marítima en el Caribe. Por otro lado, para una región tan golpeada por la pandemia, en el marco de estas inversiones se contempla la inversión en producción de vacunas, por lo pronto en México, Barbados y Panamá.
Los bancos de desarrollo presentes en la reunión de EUROLAT, básicamente, concuerdan con las prioridades del Global Gateway y esperan los planes específicos para cada país que nutrirán el encuentro entre los 27 países europeos y los 33 de América Latina y el Caribe, previsto para julio.
Según informó el BID, el 50 por ciento de su financiación actual se destina a energía, transporte y agua y sanidad; un 20 por ciento a desarrollo institucional y gobernanza; un 10 por ciento a biodiversidad y bosques; y 20 por ciento a salud, educación y protección social.
“Creo que la intención y la narrativa son buenas, pero lo que nos llega de los países latinoamericanos es que quieren ver las inversiones en concreto. Recordemos que China es un vector cada vez más importante y ya no sólo en compra de materias primas, sino también de inversiones en la región”, dice a DW Mónica Silvana González, eurodiputada por España, integrante del Comité de Desarrollo y vicepresidenta de la delegación para las relaciones con los países del Mercosur.
“Por otro lado, desde el Parlamento Europeo, nos preguntamos por el impacto y la eficiencia de esos fondos destinados a la cooperación al desarrollo en lo que la UE ha sido número uno por tanto tiempo”, demanda González.
“En cuanto a este paquete que se quiere hacer bajo la rúbrica Global Gateway es prematuro para prever un balance. Apenas empieza a andar y hay que ver qué financia el BEI, el BID o la CAF”, apunta González, recordando que los fondos europeos son los mismos que habían sido definidos para el siguiente período presupuestal, que debe enfocarse en la transición verde, digital y social.
Esta ola de inversión europea verde, originada en los cambios geopolíticos mundiales, llega a América Latina en un momento en que, por ejemplo, según UNICEF, uno de cada cuatro niños carece de vacunas vitales haciendo retroceder las tasas de cobertura de inmunización en 30 años. “¿En qué se han materializado las inversiones para que los países puedan producir vacunas? ¿Por qué en el proyecto de Global Gateway sobre vacunas no se incluye a Cuba, que tiene la mayor experiencia en la región?”, pregunta la eurodiputada, especialista en desarrollo.
Por otro lado, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), si la educación en la región ya presentaba grandes brechas de inclusión, la pandemia generó una crisis educativa silenciosa que mantuvo a muchos estudiantes 70 semanas fuera de los centros educativos (el promedio global fue de 41).
También a este respecto, Fernández-Shaw ve todo positivo: “no es solamente una agenda de inversiones, sino que tiene un enfoque de política pública, centrada en el ser humano. La digitalización de las áreas rurales permitirá que los territorios apartados entren al siglo XXI”.
Por último, teniendo muy presente que buena parte del cobalto, el cobre y el litio que Europa requiere para su transición verde está en la región, la eurodiputada González subraya la necesidad de instaurar ya mecanismos de control, centrados en las nuevas reglas europeas sobre deforestación, debida diligencia y manejo de materias primas críticas.
“También abogo por no abandonar los programas tradicionales de gobernanza y servicios básicos. ¿De qué servirían las inversiones de Global Gateway y los bancos de desarrollo en economía verde, si la población se muere por falta de acceso a vacunas?”, añade González y se plantea: “La transición será digital, sí; verde, sí. Pero, ¿justa?”
Via: dw