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Guatemala: ¿el limbo o el infierno?
A pocas horas para que la ciudadanía guatemalteca se presente ante las urnas electorales, en lo que corresponde ser la Segunda Vuelta de las Elecciones Generales Presidenciales 2023, para emitir su sufragio ante la oferta propuesta de dos organizaciones políticas de izquierda, para muchos el futuro del país es incierto.
Para identificar a cada una de estas e ilustrar a aquellos que aún lo desconozcan, se hace necesario aclarar que en política, la izquierda se identifica cómo el movimiento político que “defiende la igualdad social y el igualitarismo”.
La izquierda en sus distintas modalidades, propone destruir las jerarquías entre individuos es decir, el ser humano debe estar al mismo nivel y condición (económica y política) para así, destruir la desigualdad social originada por el sistema democrático capitalista que permite el que unos logren frente a otros y en distintos escenarios por su propio esfuerzo (laborales, empresariales, profesionales, etc.) un desarrollo y crecimiento económico desequilibrado.
Indistintamente de los actores de la izquierda política, sean partidos o movimientos, imponen el que la sociedad debe proteger a los sectores más desfavorecidos, para así garantizar un equilibrio social. Para ellos, la desigualdad socioeconómica no es natural, sino históricamente construida por su contraparte: la derecha, conservadores, representantes del status quo, la propiedad privada.
Esconden con ello su máxima: eliminar las diferencias entre los seres –ciudadanos- y todos deben ser pobres primero, sin riqueza alguna para crecer luego, hasta alcanzar el renacimiento del Ave Fenix; a Rusia le llevó casi los 100 años para aceptar el fracaso de su modelo.
El comunismo, título al cual sus impulsores descalifican, reniegan u ocultan en sus falaces discursos -cómo hoy sucede en Guatemala con uno de los contrincantes- es el concepto económico-político y social que históricamente, y con dos excepciones en el mundo actual, ha sido comprobada su inoperancia y obligado por ello, a recurrir al despotismo de la dictadura de gobierno, coaptado por la clase elitista de su partido o movimiento (Cuba-Venezuela y en proceso, Colombia).
La izquierda, extremista o no, también sostiene, promueva o apoya la validación de un Estado laico y aconfesional (sin vinculación o relación a religión determinada) para garantizar la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado. Con ello, crea el espacio político para grupos que se declaran al margen de las creencias religiosas imperantes en un sistema de libertad, es decir, acoge el ateísmo con su pilar científico.
Independiente a si los cuadros de las dos propuestas de izquierda, por las que acudirán a votar el próximo domingo los guatemaltecos no militantes, son socialistas, progres, socialistas-democráticos, socialistas pro marxistas, comunistas, comunistas radicales, comunistas extremistas, etc., ¿ante que fórmula de “propuesta doctrinaria” se enfrentará la sociedad guatemalteca y qué futuro nos deparará?