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Petro en EE. UU., el pulso por una renovada relación entre Bogotá y Washington

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se encuentra en Estados Unidos de cara a una reunión con su homólogo Joe Biden, programada para el próximo jueves 20 de abril. Bogotá es uno de los más fuertes y antiguos aliados de Washington en América Latina, pero el primer mandatario de izquierda colombiano intenta impulsar un cambio en las relaciones bilaterales. La propuesta de una nueva política frente a las drogas y las relaciones con Venezuela están en la primera línea de la agenda.
Un encuentro inédito que busca impulsar eventuales cambios en las relaciones de larga data entre Colombia y Estados Unidos. El mandatario colombiano, Gustavo Petro, llegó el pasado domingo 16 de abril a Nueva York, su primera parada en medio de una gira que también incluye San Francisco y Washington. Pero sin duda, el momento crucial de la agenda política será el encuentro en la Casa Blanca con el mandatario estadounidense, Joe Biden, previsto para el próximo jueves 20 de abril.
“Estoy agradecido con el presidente Biden por su invitación (…) Es un momento clave para fortalecer la relación y cooperación mutua entre ambos países, no solo en la lucha contra el narcotráfico, sino en la protección de la Amazonía, en el cambio climático y en el desarrollo rural”, remarcó el mandatario del país suramericano el pasado 14 de abril.
Petro, exmiembro de una extinta guerrilla y primer jefe de Estado colombiano de izquierda, llega en medio de un impulso por convencer a Washington de la necesidad de un cambio de enfoque en la lucha contra el narcotráfico, en el que llama a la responsabilidad compartida y urge al cese de medidas tradicionales como las extinciones de cultivos ilícitos con glifosato. Tal y como lo dejó claro en el recordado discurso que ofreció ante la Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2022, un mes después de llegar al Ejecutivo.
El líder latinoamericano, envuelto en una ambición de nuevos vientos, también pretende promover una posible solución frente a la crisis de Venezuela. Su presidente, Nicolás Maduro, considerado “ilegítimo” por EE. UU., es con quien rápidamente, una vez instalado en la Casa de Nariño, Petro retomó las relaciones bilaterales, mermadas durante los gobiernos de sus antecesores de derecha.
Estas fueron algunas de las palabras que Petro pronunció justo antes de partir hacia Estados Unidos, una clara ratificación de su mensaje al Gobierno estadounidense. Tras más de seis décadas de conflicto interno armado y un proceso de paz en 2016 con las FARC, la guerrilla más antigua del mundo, quedan remanentes y se suman otros movimientos delictivos atraídos por el negocio ilícito del narcotráfico.
Petro, cuyo Gobierno confirmó recientemente la apertura de negociaciones con varios de esos grupos armados al margen de la ley, que se disputan el control del narcotráfico, insiste en la responsabilidad compartida entre países productores y los mayores consumidores de drogas. El cambio para Petro también lo atraviesan alianzas en materia económica, ambiental y agraria.
“La guerra en Colombia está movida por economías ilegales y las economías ilegales han aflorado desde hace varios años por el raquitismo del aparato productivo colombiano tanto en el campo como en la ciudad, la falta de agricultura y la industria, la falta de instrumentos para hacer progresar regiones concretas y la alianza de Colombia y Estados Unidos en esta materia podría resolver problemas que aquejan a los dos países”, indicó el jefe de Estado colombiano.
Petro destaca su convicción de negociar la rendición de los narcotraficantes, abandonar las fumigaciones con glifosato y dejar de perseguir a los cultivadores de coca, todo en medio de una guerra contra los estupefacientes que ha dejado miles de muertos en América Latina, especialmente en Colombia, el principal productor de cocaína en el mundo.
Pero convencer a la primera potencia de un cambio de enfoque de esa política tiene grandes desafíos. En el imaginario de Estados Unidos, de mano firme contra el flagelo en las naciones productoras, las posibilidades de cambio causan resistencia.
En el terreno colombiano, los retos no son menores, en medio de rondas de diálogo que se avecinarían, pero claramente sin garantías en un país con antecedentes de incumplimientos, tanto en el seno del Gobierno como de los grupos criminales en torno a acuerdos pautados.
Informes de la prensa local señalan que Petro habría recortado la duración de su visita oficial a Estados Unidos, para asistir a una reunión con la oposición venezolana en los próximos días, pero el encuentro con Biden se mantiene.
Petro también lleva al Gobierno de su vecino país al centro de las conversaciones con Biden. Durante meses, Bogotá ha impulsado puentes entre las Administraciones de Maduro y Biden, por lo que se espera que la cita enmarque esos esfuerzos.
Si bien, los diálogos entre el chavismo y la oposición se encuentran estancados, en el fondo tanto Biden como Petro coinciden en la apuesta por unas elecciones presidenciales en Venezuela en las que el oficialismo respete las normas electorales y sus adversarios políticos cuenten con garantías. Un paso que podría encaminar a una solución a años de crisis política.
Pese a las desavenencias entre Washington y Caracas, marcadas por los reclamos de las dos partes-como el incumplimiento de la liberación de activos venezolanos en el extranjero o la falta de una voluntad real del Gobierno de Maduro por respetar la democracia y la separación de poderes- miembros de la comunidad internacional también tienen puestas las esperanzas en una salida a la crisis, con la intervención del mandatario colombiano.
Via: france 24