Lavar la ropa antes de estrenarla puede parecer una necedad, una idea de abuelita maniática, pero en realidad, los tiempos nos han indicado que de un momento a otro podemos afectarnos con un virus que pesquemos en algún lugar público, por no lavarnos las manos o no tomar algunas precauciones simples.
Afirma el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral, consultado por El País que el principal motivo por el cual debemos lavar la ropa nueva antes de usarla es que desde su fabricación hasta nuestras manos, pasa por muchos lugares, con lo cual viene llena de bacterias, polvo y suciedad, y además, generaliza sobre las condiciones no muy higiénicas de fabricación en los países donde suele hacerse la ropa.
Por otra parte, es posible que no contraigamos una enfermedad por estrenar la ropa sin lavar, pero quienes tienen piel sensible, son alérgicos o tienen alguna condición especial sí pueden verse muy afectados.
Ropa interior
También debemos tener especial cuidado con la ropa interior, la ropa de cama, lo que se use directamente sobre la piel, como toallas y batas de baño y, por supuesto, con la ropa de bebés.
Adicionalmente, es posible que para la elaboración de algunas prendas de vestir, las telas se sometan a productos químicos, tintes, suavizantes o blanqueadores que podrían generar reacciones alérgicas.
Si estás pensando que la belleza de esa blusa, que combina con esa espectacular falda que te acaban de regalar es más poderosa que el temor a adquirir alguna afección por usarlas sin lavar, te recomendamos que lo pienses dos veces.
Enfermedades contagiosas
Según un estudio realizado en Nueva York por el doctor Philip M. Tierno, director de microbiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, si usamos una prenda que se pudo haber probado alguien con una enfermedad corremos el riesgo de contagiarnos pues los microorganismos que ocasionan enfermedades pueden asentarse en las prendas textiles.
Este estudio publicado por ABC News analizó ropa como pantalones, blusas y lencería de tres tiendas, lo que nos recuerda que también al momento de pasar al probador, las prendas de vestir también se someten a nuevos agentes contaminantes. De hecho, el estudio arrojó que muchas de las piezas tenían secreciones respiratorias, restos menstruales y restos fecales, entre otras sustancias. ¡A encender las alarmas!
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