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Negocios y Tecnología

Phillip Wilson: El emprendedor que convirtió una necesidad en una solución para miles de familias con Ecofiltro

Cuando Phillip Wilson llegó a Guatemala, vio más que una necesidad: vio una oportunidad de cambiar el juego. Con Ecofiltro, logró lo que parecía imposible: llevar agua potable a miles de familias, mientras construía una empresa rentable, humana y sostenible desde adentro.

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La historia de Phillip Wilson comienza en el sur de California. Graduado de la prestigiosa escuela de negocios Wharton, su camino más lógico era trabajar en Wall Street, pero eligió emprender. Su primer negocio fue una distribuidora de baterías, donde ofrecía productos con una garantía de cinco años, en contraste con los fallos comunes de las baterías importadas desde China.

La verdadera chispa llegó con un cambio personal profundo: su esposa quedó embarazada. “A los tres meses, ella tuvo que dejar de trabajar por complicaciones, y ahí me tocó reaccionar. Tenía que poner comida en la mesa, sin red de apoyo, sin contactos. Fue mi escuela real de ventas”, recuerda.

Ese momento de presión fue el que marcó el nacimiento de su instinto emprendedor más auténtico. No eligió el camino fácil. Eligió seguir su propósito.

La transformación de un modelo fallido en una empresa modelo: el nacimiento de Ecofiltro

Al llegar a Guatemala, Phillip se involucró con una fundación con un presupuesto de 2 millones de quetzales. Sin embargo, el modelo solo llegaba a 2,000 familias al año. “Era típico de una fundación con muchos recursos: medían intenciones, no resultados”, cuenta.

Esa experiencia lo impulsó a formar Ecofiltro S.A., una empresa con corazón de fundación, pero mente de negocio. ¿La meta? Llegar a un millón de familias sin depender de donaciones ni ventas en mercados urbanos.

Y lo logró: con un modelo que aprovecha la lógica del mercado y la urgencia del problema. Descubrió que muchas familias gastaban 110 quetzales al mes en leña para hervir agua, lo que representaba una oportunidad clara: ofrecer filtros por 300 quetzales a pagar en tres cuotas, lo que generaba un ahorro inmediato.

Hoy Ecofiltro ya es rentable sin subsidios y ha impactado a miles de familias, no solo con agua potable, sino con una nueva visión sobre la dignidad del consumidor.

El equipo: compartir para multiplicar

“El capital humano no es una máquina. Hay que empoderarlo”, dice Phillip con convicción. Su modelo de liderazgo se basa en compartir el 25% de las ganancias mensuales con sus colaboradores, como lo hace Delta Airlines. “Cuando empoderás a tu equipo y compartís resultados, creás un ciclo virtuoso donde todos crecen”, afirma.

Además, en Ecofiltro se aplican vacaciones ilimitadas y libertad para administrar el tiempo. Pero eso sí: con metas claras, visibles en pantallas dentro de la fábrica. El mensaje es claro: yo creo en tu capacidad y creatividad.

Fracasos que enseñan, decisiones que transforman

Wilson no oculta sus tropiezos. Uno de sus mayores errores fue intentar llegar al millón de familias en 2020 con un modelo de ventas por emprendedoras en zonas rurales. “Fue mal estructurado, casi quiebra Ecofiltro”, admite. Otro error fue financiar los filtros a 10 quetzales al mes: los usuarios se sentían endeudados de por vida.

La lección: escuchar al mercado y adaptarse. “La gente quería filtros aspiracionales, con diseño. Al hacerlos más atractivos, aunque costaran un 25% más, triplicamos la demanda”, cuenta.

El futuro: apostar por el talento chapín

Para Wilson, el capital humano guatemalteco es extraordinario. “Lo que pasa es que no lo retamos. Muchos dicen que aquí no se puede, pero nosotros construimos una máquina que fabrica 2,000 filtros al día con tres ingenieros chapines. Ahora están exportando esa tecnología a más de 60 países. Van a ser millonarios”, dice entre sonrisas.

Su llamado a los empresarios: “Dejen de importar todo. Primero vean si se puede hacer en Guatemala. Allí está la única vía a la prosperidad”.

La rutina del éxito: propósito, oración, lectura y ejercicio

A las 4:30 a.m., Phillip Wilson inicia su día con oración. “Le pido a Dios que me proteja de mi ignorancia”, comparte. Luego lee, en promedio, un libro y medio por semana, y hace ejercicio para activar cuerpo y mente.

Su fórmula personal: estructura, constancia y bienestar espiritual, mental y físico. “Si uno está bien consigo mismo, liderar se vuelve más natural”, asegura.

Un mensaje para los empresarios del mañana

“Empiecen con un propósito noble. Que no solo sea rentable, sino que realmente quiera cambiar Guatemala”, dice. Un ejemplo de esto es El Cubo, en Antigua, un edificio de coworking que ha atraído más de 40 empresas tecnológicas con una misión: mejorar la calidad del empleo en la zona.

“Si tienen una causa real, van a atraer a gente buena, con talento y con ganas de transformar. Y cuando eso pasa, todo empieza a caminar”, concluye Wilson.

Phillip Wilson es más que el fundador de Ecofiltro. Es un emprendedor que ha sabido combinar innovación, impacto social y rentabilidad. Su historia es testimonio de que sí se puede construir un país más justo, más sano y más próspero, empezando con una idea clara, un equipo empoderado y un propósito que inspire.

Su legado no solo está en los filtros que purifican el agua, sino en las ideas que purifican el modelo empresarial tradicional para hacerlo más humano, más justo y más sostenible.

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