Opinión
El Desafío de Transformar Nuestra Realidad – Por: Allan Ortíz
La construcción de una Nueva Guatemala requiere un enfoque basado en el diálogo y la conciliación.
Guatemala enfrenta el reto de convertirse en un país donde sus ciudadanos puedan disfrutar plenamente de sus derechos y cumplir con sus responsabilidades en un entorno justo y equitativo. Aunque la nación posee una riqueza extraordinaria en términos de biodiversidad, cultura y humanidad, los desafíos sociales, políticos y económicos han dificultado su desarrollo pleno. Sin embargo, el camino hacia una Nueva Guatemala comienza con la voluntad colectiva de construir las condiciones necesarias para garantizar un futuro más próspero para todos.
A menudo, como sociedad, expresamos descontento ante las condiciones actuales del país. Nos enfrentamos a problemas que parecen interminables y que, en su mayoría, son consecuencias de causas más profundas. En lugar de atacar las raíces de estos problemas, los esfuerzos suelen centrarse en mitigar los síntomas, lo que limita nuestra capacidad para reflexionar sobre nuestra identidad como nación y definir el rumbo que deseamos seguir. Reconocer esta dinámica es el primer paso para reorientar las acciones hacia un cambio sostenible.
La construcción de una Nueva Guatemala requiere un enfoque basado en el diálogo y la conciliación. Es fundamental llegar a acuerdos mínimos que permitan establecer rutas claras hacia el desarrollo. Sin embargo, este proceso no puede basarse en promesas utópicas ni en aspiraciones desconectadas de la realidad del país y de su diversidad. Los cambios verdaderos demandan comprender la complejidad de las problemáticas y asumir un compromiso realista que respete las múltiples dimensiones de la sociedad guatemalteca.
El camino hacia el cambio también pasa por un reconocimiento individual. Cada ciudadano tiene un rol fundamental en la transformación del país. Aprender a exigir de manera articulada, responder con responsabilidad y actuar para generar oportunidades son pasos cruciales. Para ello, es necesario contar con herramientas innovadoras que permitan el desarrollo sostenible y el fortalecimiento de las capacidades de los guatemaltecos, garantizando así un impacto significativo en sus comunidades.
Finalmente, alcanzar justicia, paz y desarrollo no es una tarea exclusiva del gobierno o de ciertos sectores. Es un esfuerzo colectivo que requiere que todos los ciudadanos se escuchen mutuamente y se comprometan con la construcción de un mejor futuro. Darnos la oportunidad de trabajar unidos como sociedad es el mayor acto de esperanza y responsabilidad que podemos asumir. Solo así lograremos construir una Nueva Guatemala que refleje nuestro verdadero potencial.